CIUDAD DE MÉXICO, MX.- Un colaborador de Marcelo Ebrard, que se ha presentado como asesor pero no cuenta con un cargo oficial, fue el principal negociador del acuerdo migratorio que el gobierno federal inició con la administración de Donald Trump desde el periodo de transición, en noviembre de 2018, y que cerró semanas después de haber tomado posesión, publicó animalpolítico,com.

El libro Border Wars: Inside Trump’s Assault on Immigration de Julie Hirschfeld Davis y Michael D. Shear, corresponsales del New York Times en Washington, detalla en el capítulo 30 cómo Javier López Casarín, descrito como “la mano derecha de Marcelo Ebrard”, se hizo cargo de negociar a nombre del gobierno mexicano los detalles del acuerdo migratorio en el que se decidió que Estados Unidos regresaría a México a los solicitantes de asilo y que el país los recibiría, sin objeción, con el compromiso de otorgarles visas humanitarias.

La información dada a conocer en el libro que se publicó este 8 de octubre fue confirmada a Animal Político por funcionarios de la Secretaría de Gobernación y de Relaciones Exteriores que participaron en distintos momentos en reuniones con autoridades del gobierno de Donald Trump e identificaron a López Casarín como uno de los negociadores del equipo de Ebrard.

Sin embargo, el área de comunicación social de Cancillería negó que López Casarín se haya hecho cargo de las negociaciones e, incluso, señaló que la negociación como se describe en el libro de los corresponsables del NYT nunca existió.

Cancillería agregó que Javier López Casarín solo es presidente del Consejo Técnico, Académico y Científico del Consejo Consultivo de la Agencia Mexicana de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AMEXCID), un cargo honorario que no percibe remuneración y que según el reglamento de la agencia —un órgano desconcentrado de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE)—, tiene duración de un año.

Pero el nombre de López Casarín también aparece en un documento oficial que se entregó al Consejo General de las Naciones Unidas para presentar a la delegación mexicana que participaría en la Conferencia Intergubernamental para Adoptar el Pacto Mundial para la Migración, Segura, Ordenada y Regular que se celebró en Marrakesh, Marruecos del 8 al 11 de diciembre de 2018.

En ese documento, López Casarín se identifica como asesor de SRE y aparece como el primero de los Delegados que se inscribieron ante las Naciones Unidas, incluso por encima del Representante Permanente de México ante la ONU, el embajador Juan José Gómez Camacho; y el Director General para la ONU, Eduardo Jaramillo; además de senadores y diputados que acudieron a la cita y que fueron parte de lo que la Cancillería llamó “una delegación de alto nivel”.

Por la participación en esa Conferencia, Javier López Casarín firmó el 18 de diciembre de 2018 un documento oficial de la Secretaría de Relaciones Exteriores como “director general” en esa dependencia que recibió viáticos para la Comisión a Marrakesh, Marruecos.

El equipo de Comunicación Social de la Cancillería explicó que, en ese momento, se había invitado a López Casarín a ser parte del equipo de la SRE, pero al rechazar la invitación, reembolsó los viáticos que recibió por participar en la Comisión a Marruecos.

Cancillería dijo que el colaborador nunca ha tenido un cargo oficial y aunque ha acompañado a Marcelo Ebrard desde la transición, su participación ha sido solo como externo.

La negociación del acuerdo migratorio

Julie Hirschfeld Davis y Michael D. Shear, autores del libro, señalan que en noviembre de 2018, cuando por la transición entre los gobiernos de Enrique Peña Nieto y Andrés Manuel López Obrador murió la posibilidad de acordar un proceso de refugio en México para migrantes, con el apoyo de las Naciones Unidas; autoridades de la administración Trump se reunieron con el equipo del próximo presidente mexicano.

En una reunión con Marcelo Ebrard —en ese momento futuro Canciller mexicano—, Mike Pompeo, Secretario de Estado de Estados Unidos y Kirstjen Nielsen, entonces Secretaria de Seguridad Interna, pusieron sobre la mesa la posibilidad de un acuerdo migratorio que pudiera mantener en México a los migrantes que pidieran asilo en territorio estadounidense.

Según los autores, los funcionarios dejaron claro a los mexicanos que, de no aceptar, Donald Trump haría “cualquier locura”, incluso cerrar la frontera.

Ante ello, Marcelo Ebrard dijo que el gobierno de México estaba dispuesto a cerrar un acuerdo que tomara en cuenta las obligaciones internacionales adquiridas y ofreciera a los migrantes ayuda humanitaria. (Fuente: animalpolítico.com)

Comentarios en Facebook