“Ya el patrón está libre, dejen de balear”, esas son algunas de las grabaciones de voz que se aprecian a oír en los videos que han estado circulando en las redes sociales y en los portales de internet: “Ya el patrón está libre, dejen de balear”. El hijo del Chapo Guzmán, Ovidio Guzmán, fue liberado de una casa de seguridad donde las fuerzas de seguridad del Estado mexicano, el de la famosa y tan traída y manida 4T, lo habían hecho preso después de que se diera un enfrentamiento entre estas y un grupo de delincuentes que se encontraban en esa casa de seguridad y que, al parecer, habían iniciado las ráfagas contra 30 miembros del Ejército. Según la fuente oficial, en voz del titular de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, Alfonso Durazo Montaño, la liberación de uno de los hijos del Chapo Guzmán, tenía como objetivo “resguardar a la ciudadanía ante acciones del crimen”.
Por donde se vea, esto, para mí, se trata nada más y nada menos que de un baldón para la 4T, y recuerdo la tesis principal de Roberto Saviano, en su libro CeroCeroCero: no es la 4T la que gobierna este país, es la cocaína, son los cárteles. ¿Ya entenderá eso, señor presidente, o seguirá en su otra realidad y en sus otros datos? Sin duda, hoy la 4T resultó en un perfecto estado fallido. ¡Mejor ni hable, señor presidente! Antes, en tiempos de los malos gobiernos del PRIAN, las complicidades y negociaciones se daban en lo “oscuro”, al menos ahora ponen en evidencia y a la luz del día que el pacto se dio al más alto nivel. Ya no es necesario ocultarse. ¿Cuándo han visto que un gobierno mexicano claudique a todas luces con las exigencias del crimen organizado? Esto es lo que sucedió hoy. El Estado mexicano, encabezado por Andrés Manuel López Obrador, desistió de ser el garante del monopolio de la violencia.
Max Weber decía que la función primera y principal de la existencia del Estado es la “pretensión al monopolio legítimo de la coacción física para el mantenimiento del orden vigente”. (Weber, 1992: 44) Hoy, esa idea cardinal que leemos en Economía y Sociedad, de Weber, se hizo nugatoria a los ojos de la comunidad internacional. Pero no importa, desde el primer momento ya están con sus justificaciones ante esa acción de desistimiento del estado por ser garante del orden, los consabidos merolicos y los “servidores” de una nación impostada, que piden disculpas y mandan al carajo la lógica primaria, asegurando que la orden fue la correcta. ¿Hubo muertos en las balaceras de hoy en Culiacán? Díganme cuántos. Pero todos hablan de la paz como conquista a una seguridad autoritaria.
La verdad, me da flojera discutir o dialogar con los que justifican la clara claudicación del Estado mexicano frente al poder del Contra Estado narcótico: esto fue sin duda un craso error.
¿Se dio prioridad a la paz frente a la seguridad? Arguyo que es una paz momentánea, una paz prostituida por las ráfagas del narco y el miedo, el terrible miedo de la ciudadanía acostumbrada a la tranquilidad desde aquella vez en que murió “El barbas” en Cuernavaca.
También por omisión se cometen delitos, señor Presidente. Usted, señor presidente, retrocedió; y el narco, el Cartel de Sinaloa, de Mayo Zambada y los hijos del Chapo, son algunos de los verdaderos amos de México.
La 4T necesita entender que no solo con zanahorias y discursos piadosos (el de las ya somnolientas mañaneras), se gobierna este país. Para eso está la fuerza del Estado, para posicionar el orden y la legalidad de la fuerza legítima de la violencia.
Es muy lamentable que tengamos a un presidente débil en estos casos, tenemos con un Presidente que tiene horror a poner a la fuerza del Estado para garantizar la seguridad de los mexicanos. ¿Cuál es el fin y la primera causa del origen del Estado? Desde Hobbes, el Estado es el controlador de la violencia animal del hombre contra el hombre. ¿No lo entiende, señor Presidente Obrador?