Si alguien ha visto al superdelegado Arturo Abreu, que le sigan que ya es tiempo que “se arremangue la camisa”.

Y es que las delegaciones federales siguen durmiendo el sueño de los justos con el ascenso de la 4T.

Por todos lados llueven quejas por el vacío de poder, de la Federación en Quintana Roo.

Muchos trabajadores al servicio del estado han pagado sus créditos al Fovissste, pero siguen los descuentos porque no hay un funcionario que dé curso a este trámite.

Pero lo que es aún peor, los traslados de enfermos a clínicas de especialidades a Mérida o Ciudad de México se retrasan más que antes, pues tampoco hay quien tenga capacidad de ejecución en la delegación del ISSSTE.

Y delegación por delegación hay problemas.

El superdelegado Abreu se ha convertido en el principal saboteador del presidente Andrés Manuel López Obrador en Quintana Roo.

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