Por Jéssica García
MÉRIDA, MX.- Cada vez más, la Península de Yucatán se convierte en una trampa mortal para miles de aves migratorias que viajan desde Norteamérica a Centroamérica y Sudamérica.
De acuerdo con el monitoreo hecho por especialistas en aves migratorias, los principales factores que hoy en día les causan la muerte a diversas especies son los efectos del cambio climático, el crecimiento urbano; la construcción de desarrollos habitacionales, hoteles y parques eólicos.
“Me comenta Víctor Manuel que las aves venían detrás del frente frío y es probable que a mitad del Golfo se toparon con la cola de la tormenta tropical y fue desastroso para ellas”, es uno de los reportes que recibió el pasado fin de semana Juan Flores Valadez, coordinador del programa de Aves Urbanas Cancún, como parte de la Iniciativa para la Conservación de las Aves de América del Norte (ICAAN o NABCI, por sus siglas en inglés) de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio).
Mensajes como este, se suman a otros que describen el hallazgo de aves atropelladas en las calles, otras que se estrellaron en ventanas de diversos edificios o bien, algunas más que llovían sobre el mar, reportadas por pescadores a cinco kilómetros de la costa, principalmente especies como Chipes e Índigos.
Este fenómeno de muerte masiva de aves en diversos puntos de la Península de Yucatán se trata principalmente de aves que migran de los Estados Unidos hacia países de Centroamérica y Sudamérica y muchas son provenientes de ciudades como Florida, Alabama, Mississippi, Louisina y Texas eligen la ruta que tiene paso por Campeche, Quintana Roo y Yucatán.
Sin embargo, el especialista Flores Valadez, quién ha tenido mayor acceso a esta información gracias al monitoreo de la red Mayan Jays de la Conabio, refirió que el cambio climático ha influido en este suceso, por lo tanto, tormentas como la que se formó el pasado fin de semana en el Golfo de México y con rumbo a Florida, interrumpen la trayectoria regular de las aves, ya que con estos fenómenos meteorológicos ellas consumen más energía en su vuelo y por ende se cansan más rápido, pues hay casos de aves que miden menos de nueve centímetros.
“El clima va cambiando y estamos en una época en la que se forman muchas tormentas tropicales y ante ello, tienen que cambiar de ruta o bien, tratan de buscar un sitio en donde descansar. Es como si tú llenas tu tanque de gasolina para ir de Mérida a Valladolid y tienes la cantidad exacta para tu ruta, pero te encuentras con que la carretera está cerrada y la próxima gasolinera está a muchos kilómetros, entonces cambias tu ruta y es posible que en el camino te quedes sin combustible”, explicó Juan Flores.
De esta manera, como una analogía, detalló que las aves se quedan sin energía y su rendimiento se agota, por lo que intentan llegar a su destino sin descansar o en otras ocasiones cuando lo intentan, resulta que no encuentran sitios para hacerlo.
“Los efectos del cambio climático están afectando las rutas de migración. Por ejemplo, el fin de semana, ante la tormenta, muchas aves se vieron obligadas a bajar exhaustas de su vuelo para establecerse en la zona costera de la Península de Yucatán para buscar un refugio, tomar agua y alimento, pero ¿con qué se encontraron en la costa? Con hoteles, casas y carreteras que un año antes no estaban”, detalló.
En el caso de las aves que lograron bajar en sitios cercanos a carreteras, algunas no alcanzaron a encontrar un refugio y fueron atropelladas, otras, simplemente se quedaron a mitad del Golfo de México.
“Bajaron miles de aves, seguro a Veracruz y Tabasco también, lo mismo a Cuba y sitios que ellas antes conocían en donde podrían encontrar alimento, lo que hallaron fueron construcciones porque no podemos negar que las poblaciones humanas están creciendo más. Otras también del cansancio, se estrellaron contra edificios”, aseveró.
Por citar un ejemplo, el coordinador del NABCI-Conabio describió que cada vez son más los anuncios sobre la venta de terrenos y casas en Sisal, el Cuyo, Chuburná y Río Lagartos, lo cual para los humanos significa un lujo y para las aves, pérdida de áreas de descanso y alimentación.
Aunado a las problemáticas que ya existen, Juan Flores pronostica que de continuar con este ritmo de crecimiento poblacional, las aves y otras especies son las que sufrirán las consecuencias.
“A la par seguramente los efectos del cambio climático van a ser más severos y las aves lo van a percibir en los ciclos de lluvia y los ciclos de floración, por ejemplo”, agregó.
De igual manera, a todas estas causas de muertes de aves, se suma el registro en parque eólicos. Aunque en México el registro de este tipo es menor en comparación con otros países, sí existe, ya que las aves mueren por colisión con los aerogeneradores, o bien, ellas detectan pérdida de hábitat y entonces buscan otros refugios y al no hallarlos a tiempo, mueren de cansancio.
Cabe señalar que en el caso de la Península de Yucatán, hasta hace unos años la generación eléctrica se basaba en centrales de generación térmica, pero en 2016 con la primera Subasta de Largo Plazo se autorizaron cuatro proyectos de generación eólica y cinco de energía solar.
Además, de acuerdo con el Consejo Civil Mexicano para la Silvicultura Sostenible, A. C. (CCMSS), Articulación Yucatán y GeoComunes, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y la Comisión Reguladora de Energía autorizaron otros 10 proyectos (tres eólicos y siete solares), aunque quedan otros 10 con autorizaciones pendientes (siete eólicos y tres solares), por lo que hasta ahora, la superficie que ocuparían los proyectos autorizados sería de 10 mil hectáreas para parques eólicos y 3.8 mil para parques fotovoltaicos.
Crean plataforma para reportar aves muertas
Ante el fenómeno de la muerte de miles de aves, personas dedicadas al estudio y observación de aves, como Juan Flores, crearon el pasado 22 de octubre una plataforma a través de la cual se reportan los hallazgos de aves migratorias muertas, ya que los casos cada vez son más frecuentes.
Por lo tanto, invitan también a la población en general a reportar los casos que encuentren en dicha plataforma que es posible hallar en este sitio: https://www.naturalista.mx/projects/aves-migratorias-muertas?tab=about, para lo cual solicitan tomar una fotografía del ave, anotar la ubicación y mandar la información.
¿Qué más puedo hacer para evitar contribuir a esta problemática?
Aunque el desarrollo urbano es de alguna forma inevitable, Juan Flores sugiere tres pasos sencillos:
- Conocer más sobre el tema de las aves. Interesarse verdaderamente en él para comprender su contexto.
- Reportar hallazgo de aves muertas para identificar los puntos en los que sucede con mayor frecuencia.
- Reforestar con especies nativas de la región, esto les permitirá tener más fuente de alimento y refugio en caso de que necesiten descansar durante su viaje.
¿Por qué migran las aves?
Cabe señalar que hay dos temporadas de migración: en verano y en invierno, siendo esta segunda la que concentra el mayor número de aves que pasan por México.
Una sospecha común sobre la migración en invierno es porque en Estados Unidos baja la temperatura, entonces las aves huyen del frío, pero en voces de especialistas la respuesta es porque van en busca de alimento a climas tropicales, aun cuando esto en algunos casos les cueste la vida.
De acuerdo con cifras de la Conabio, en México hay poco más de 1,100 especies de aves, de las cuales más de una tercera parte realiza movimientos migratorios, entre canoras, acuáticas y playeras; incluso en la Península de Yucatán se detectan alrededor de 500 especies, de las cuales el 50% son migratorias, ya que vienen de Estados Unidos, descansan en la zona y siguen su viaje.
Las aves, como los aviones
Aunque su vuelo varía de acuerdo a la hora del día en el que decidan moverse, ellas aprovechan las corrientes de aire y por ejemplo, el Chipe cabeza negra alcanza una altura hasta de 3 mil 600 metros, viajando desde Canadá hasta Centroamérica, pasando por la Península yucateca.
Para algunas el viaje puede durar desde unas 20 horas, unas semanas o hasta cuatro meses, dependiendo su destino. El Pacto migratorio, que también se hospeda en la Península, es capaz de recorrer entre 60 y 160 kilómetros por día y otras más pueden alcanzar una velocidad de vuelo hasta de 70 kilómetros por hora. (Noticaribe)