Agencia Reforma
MONTERREY, MX.- Irma Guadalupe se aparta del grupo de visitantes que recorre el ex Penal del Topo Chico, y se santigua.
“Yo no quiero ver eso”.
Del interior de una capilla construida para adorar a La Santa Muerte brilla un par de ojos, encendidos por luces rojas, mientras la entrada es resguardada por dos figuras que simulan ser esqueletos de perros embravecidos.
Los guías de la Dirección de Turismo advierten al llegar a esta área que las imágenes pueden ser perturbadoras, e incluso se le colocó una malla para impedir el acceso a los visitantes más curiosos.
Es el segundo día de visitas guiadas al Penal que fue cerrado el pasado 30 de septiembre, y los recorridos se realizan en grupos de 20 personas máximo para mantener el orden.
Se muestra la antigua zona de acceso, el viejo Teatro Sigma, la capilla, el área de talleres, una cancha desprovista ya de su pasto sintético, los interlocutorios y locales de comida que esparcen malos olores.
Pero son las áreas de celdas las que causan mayor impacto en los visitantes.
El recorrido contempla apenas un pequeño ambulatorio.
Oscuro, donde la humedad penetra la nariz y a través de los barrotes se aprecian reducidos espacios con tres o cuatro camastros de los que ocupaban los internos.
El grupo, momentos antes platicador y preguntón, guarda silencio.
Algunos toman fotos con sus celulares, otros se asoman como buscando algo, pero el recorrido no incluye las celdas de lujo o el lugar donde unos internos montaron su propio centro de monitoreo y armaban peleas de box.
La visita comprende solo dos de las ocho hectáreas que ocupaba el Penal, pero es suficiente para poner mal a muchos de los visitantes.
“Es muy triste”, dice al final del recorrido Olegario Jiménez, “yo tuve un familiar aquí y pensar en todo los que pasó… es muy duro”.
A unos metros, un custodio que escucha la entrevista apunta que en realidad es un recorrido “light”, que no se va a los lugares donde se sienten las malas vibras.
“Ahí no se ha limpiado nada todavía”, comenta, “eso no está presentable para la gente”. (Agencia Reforma)