MADRID, ESPAÑA.- Ocho años después de la Primavera Árabe, llega el “Otoño mundial”. El mundo vive una ola de protestas sin precedentes, de Hong Kong a Chile, pasando por Francia o Cataluña. El denominador común, según las organizaciones de defensa de los Derechos Humanos consultadas por euronews es la represión de las autoridades; publicó Euronews.

Tiene similitudes con la Primavera Árabe del año de 2011 -por ejemplo el papel clave de las redes sociales en la rápida expansión y la organización estos movimientos- pero nunca antes se habían producido tantas revueltas de la sociedad civil, en tantos países de casi todos los Continentes.

En el mapa repasamos algunos de los principales focos de este “Otoño Mundial” de protestas y sus detonantes, de forma simplificada y no sistemática. Navega por el mapa para conocer más detalles sobre la situación de cada país.

¿Hay un factor común?

Hay tres grandes grupos de motivos para las protestas: el nivel de vida, la corrupción y la contestación política.

Según Geneviève Garrigos, especialista de las Américas para Amnistía Internacional, las causas y los contextos son muy diferentes pero hay algunos nexos. Reconoce que no recuerda un momento con tantas protestas en todos los Continentes.

En general los manifestantes protestan de forma legítima por la salvaguarda de sus derechos sociales, económicos y culturales, según Garrigos. “En algunos países como Egipto, el Líbano o Irak se protesta contra una corrupción que atenta contra los derechos”.

Otro gran bloque de causas es la lucha por el nivel de vida. Ocurre en Francia, en Chile o Nicaragua. Un informe reciente para varias organizaciones transnacionales estima que en 2021 habrá 5.800 millones de ciudadanos afectados por políticas de austeridad.

En Nicaragua por ejemplo las protestas empezaron por la reforma de las pensiones. Aunque los estudiantes ya estaban movilizados contra el incendio de la reserva Indio Maíz. Muchos manifestantes se levantan contra las desigualdades, el gran ejemplo es Chile, que es el país con desigualdades más marcadas. A eso se añaden las problemáticas derivadas del cambio climático.

Otro gran grupo de causas es la Política, la libertad civil y política. Lo vemos en Hong Kong, en Cataluña o en Bolivia, donde las protestas comenzaron por las sospechas de fraude electoral.

Se está cuestionando la gobernanza y cómo están integrando – o no integrando – a la población civil, están pidiendo transparencia. Ese podría ser el elemento motor común de estas protestas.

Quizás también no hemos prestado atención a los precedentes. En Nicaragua las protestas contra el incendio de la reserva, en Bolivia las manifestaciones contra los incendios del pasado verano. Después, tras las sospechas de fraude electoral las protestas se han extendido muy rápido.

Represión violenta y “desproporcionada” de los Estados

Tanto desde Amnistía Internacional como en Human Rights Watch coinciden en denunciar que el principal factor común de este “Otoño Mundial” de protestas es una represión extremadamente violenta. “Lo que está claro desafortunadamente es que la respuesta de las autoridades ha sido en general similar, con excesivo uso de la fuerza, violencia, detenciones, incluso muertes, a menudo en un contexto de legislación represiva, con uso de tecnologías de vigilancia y esfuerzos cada vez más sofisticados para suprimir la disensión, tanto en línea como en el resto de ámbitos” comenta Claudio Francavilla, de Human Rights Watch.

Garrigos coincide en que ha sido “impresionante” ver la respuesta de los Gobiernos a estos movimientos que son “legítimos” en su opinión. “Es una represión extremadamente violenta, que tiene como objetivo castigar y crear miedo en los manifestantes, lo vemos de forma cada vez más sistemática. Intentan dar miedo para cortar de raíz las protestas”.

La experta en derechos civiles señala el número de heridos y muertos en esta oleada de protestas mundial con heridas cada vez más graves por material antidisturbios en Francia, Chile, Irak y las detenciones masivas.

“Se está poniendo en duda el derecho a manifestarse para defender los derechos” comenta. “Todo esto resulta en una gran polarización que no permite el diálogo, y por fuerza la solución tiene que pasar por el diálogo con la sociedad civil”.

En octubre, cuando apenas comenzaba el estallido en Bolivia y todavía no se había producido el de Irán el secretario general de Naciones Unidas Antonio Guterres llamó a los Gobiernos a escuchar los problemas de la sociedad civil “es claro que hay un déficit creciente de confianza entre la población y el establishment, además de que aumentan las amenazas al contrato social” y a respetar los derechos de los manifestantes. (Fuente: Euronews)

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