CIUDAD DE MÉXICO, MX.- El rápido establecimiento de áreas protegidas a nivel mundial no reduce la presión humana sobre los ecosistemas, advierte un estudio de la Universidad de Cambridge, Reino Unido; publicó Reforma.

Estos espacios son necesarios para preservar la vida silvestre y mitigar el cambio climático a través de la vegetación, que captura y almacena carbono, señalan los científicos.

No obstante, la falta crónica de recursos y la ausencia de participación de las comunidades locales dificultan el cumplimiento de sus objetivos, señala la investigación publicada en la revista científica “Proceedings of the National Academy of Sciences” (PNAS).

Los científicos evaluaron el nivel de invasión humana en 12 mil 315 áreas protegidas de 150 países entre 1995 y 2010.

La presión humana ha incrementado en la mayoría de estos espacios de conservación en el planeta, con excepción de Australia y parte del Hemisferio Norte, donde consiguieron ralentizar esta invasión, comparada con las zonas no protegidas.

Por el contrario, en regiones como América del Sur, África subsahariana y el Sudeste Asiático, la presión humana al interior de las áreas protegidas es mucho mayor, en promedio, con respecto a los espacios sin protección.

El aumento de la invasión humana en áreas protegidas está relacionado con países con pocos caminos y un bajo Índice de Desarrollo Humano (IDH), apunta el estudio.

Aumenta impacto humano

La invasión agrícola incrementó 10 por ciento más en algunas zonas forestales de América del Sur que afuera de ellas.

La agricultura ha crecido 8 por ciento más en áreas protegidas del Sudeste Asiático que en los espacios sin protección.

La presión de la agricultura incrementó 13 por ciento más al interior de los manglares protegidos de África que fuera de ellos.

Las tierras de cultivo dentro de los pastizales subsaharianos aumentaron a un ritmo de casi el doble que en zonas no protegidas.

Crece agricultura en áreas protegidas

La agricultura es el principal motor detrás de las amenazas a las áreas naturales protegidas, en especial en los trópicos, indica el documento.

Además, los autores señalan que la creación de estos espacios se lleva a cabo sin suficientes fondos económicos y sin la participación ni gestión de las comunidades locales.

Según la investigación, el establecimiento de estas zonas a veces perjudica los derechos de los grupos locales, situación que puede motivarlos a sobreexplotar los ecosistemas para evitar que personas ajenas exploten los recursos.

Además, apoyar a las comunidades indígenas en la administración de los áreas protegidas ha demostrado que puede reducir la pérdida de hábitat, subraya el estudio. (Fuente: Reforma)

Comentarios en Facebook