YUCATÁN, MX.- La joven M, C. (de 21 años) quien fue detenida por elementos de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) de Yucatán dentro de Quick Digital (tienda de diseño gráfico e impresiones digitales) la noche del lunes, en el marco de la marcha con motivo del Día Internacional de la Eliminación de Violencia Contra la Mujer, relató el maltrato que sufrió desde su arresto hasta llegar a la Fiscalía General del Estado (FGE), por parte de personal femenino de la policía estatal, al tiempo que mostró los golpes y cicatrices que presuntamente le ocasionaron, publicó La Jornada Maya.
Aseguró que teme por su seguridad personal y hace responsable a la Policía Estatal si algo llegara a sucederle.
M. C. cuenta que salió de su escuela, donde cursa una licenciatura, a las cinco de la tarde; se encontró con dos amigas que acompañó hasta el cajero de un banco y de allí se dirigió al parque de Santa Ana para ver a un amigo.
No ocultó su intención de que pensaba concurrir a la marcha, pero nunca llegó. “Mi intención era ir a la marcha, caminé con dos amigas por Paseo de Montejo y a las 5:20 las dejé para regresar al parque, ellas estaban yendo a la marcha, cuando llegué a Santa Ana vi que había varios policías y varias muchachas que se metieron a Quick Digital, y yo también entré”.
Narró que se acercó a las chicas porque iban a la marcha, que no las conocía y que no llevaban la cara tapada. “Había tres policías sobre la calle 45, entre 60 y Paseo Montejo, y les ordenaron que se pusieran contra la pared, pero seguimos caminando hasta que llegamos a un lugar seguro y entramos a Quick Digital. Yo empecé a grabar y estaba en una esquina, no me habían tocado ni visto”.
Explicó que había dos patrullas, más otras dos que estaban estacionadas en el parque, “luego entraron como 10 elementos entre hombres y mujeres y querían hacer una revisión de las mochilas, pero no sentí que esa fuera la intención, de hecho nos estaban intimidando, y en el negocio había dos mujeres adultas que les decían que no nos podían tratar de esa manera. Luego un policía gordo, creo que era un comandante, comenzó a empujarme hacia donde estaban ellas, pero yo me quedé en esa esquina. Hasta que a una la iban a agarrar y yo dije que no la tocara y entonces me ordenaron, ‘ya ven aquí te voy a revisar’; yo sólo tenía mi libreta, mis calcetines, mis llaves, mi credencial, una alhajero y una tijera, porque voy a la escuela”.
La detención
Aseguró que la jalaban de mala manera por lo que se tiró al suelo para que no se la llevaran, pero la arrastraron de los pies y entre tres policías lograron colocarle una esposa, para luego ponerle la otra.
“Una de las policías tomó las esposas para detenerme y a mí ni siquiera me habían revisado, hasta que me sacaron del lugar de los pies. Un policía, ni siquiera sé si era hombre o mujer, se puso sobre mi hombro derecho, tengo un moretón aquí, y una ralladura y encima de mí se puso otro y me estaban lastimando hasta que lograron ponerme una esposa entre tres policías, y luego me agarraron feo y me pusieron la otra, ni siquiera me estaban diciendo el motivo de la detención, me subieron a la patrulla y viví un infierno desde el centro hasta la Fiscalía de Caucel”, afirmó.
Indicó que también se llevaron a otras dos chicas, que no sabe si iban o no a la marcha, y que ya las habían revisado y supuestamente liberado, pero de igual manera las subieron a la unidad, aunque ella era la única que iba esposada.
El traslado
“Había una policía gorda y yo estaba sentada, ella puso su pierna encima de mi cabeza y me pegaba y amenazaba ‘para que tuviera ganas de ir a otra marcha’, pero yo ni siquiera estaba cerca de la marcha”, dijo.
Precisó que, además, iba una policía con lentes y otra delgada, a la que incitaba a que me diera con el teaser y me pateara. “yo estaba callada mientras me daban cachetadas y me jalaban el cabello”.
“La de lentes tenía a una de las chicas con la rodilla en el pecho y aplastándole las piernas, la chica le decía ‘oye no puedo respirar’, a lo que la policía respondía: ‘sí respiras, estás hablando’, y luego la chica se quejaba que no sentía su pierna, y la policía contestaba: ‘yo sí la siento’ y más la apretaba”, puntualizó.
Recordó que cuando la unidad frenaba la oficial más voluminosa se caía sobre ella, “y yo como podía me la quitaba de encima; la flaquita que estaba detrás de mí no hacía nada pero tampoco las detenía”.
Contó que durante el viaje las amenazaban con frases como “que se nos quiten las ganas de ir a marchas; que qué putas éramos; que qué hacíamos ahí y qué esperábamos”.
“De hecho la de lentes le decía cosas feas de su físico a una de las chicas como, ‘que horrible cejas tienes’, ‘que horrible corte de cabello tienes’ y ‘ustedes, ¿para qué van a marchar?'”, manifestó.
Señaló que ella le dijo seriamente que la habían violado muchas veces y que iba a la marcha porque era en contra de la violencia hacia las mujeres, pero las policías contestaron que solo iban a alterar el orden.
“Yo tenía mi celular en la mano, y vi que a la otra chica le revisaban su celular, como tenía un teléfono bonito la amenazaban con tirarlo, y de hecho le rompieron la pantalla, y le reiniciaron su celular de fábrica”, precisó.
Dijo que su celular seguía sonando, que le enviaban mensajes y la llamaban, y que como pudo le quitó la batería, pero la policía de lentes se lo pidió y no pudo encenderlo, cuando le sacó la tapa se dio cuenta que no tenía pila y comenzó a darle cachetadas, al tiempo que le reclamaba que no estaba cooperando. “Le di la batería y lo encendió y me dijo; ‘¿ves que fácil puta?'”, y se lo reinició de fábrica para borrar toda la información.
Cuando llegaron a la Fiscalía, sostuvo que ya no las tocaron y que cuando bajó le agradeció a la policía delgada por no haberla golpeado, a lo que ésta respondió: “no estoy para eso”.
Recordó que en la Fiscalía le tomaron fotos a su identificación, a sus pertenencias y llenaron un formato con sus datos, pero que nunca le fincaron cargos y que en ese documento no los especificaban.
Al momento de entregar sus cosas a la policía, en la Fiscalía, dijo que una oficial de cabello negro y largo, recogido en una cola, le dijo: “para que te den ganas de seguir yendo a las marchas”.
“Nosotras no estábamos vandalizando, no estábamos agrediendo a nadie, sólo estábamos caminando”, explicó.
Finalmente fueron liberadas alrededor de las 10:30 de la noche y aseguró que aún siente mucho dolor en el cuello y hombros. (Fuente: La Jornada Maya)