Por Javier Chumacero
COZUMEL, MX.- Para que sobreviva la pesca de langosta en Quintana Roo pasa por “no matar la langosta de los huevos de oro”, es decir, atrapar menos crustáceos, venderlos mejor, sin intermediarios y cuidar la sustentabilidad de este preciado producto. “Pescar, conservar y ganar”, es el lema.
José Ángel Canto, presidente de la asociación cooperativa pesquera Cozumel intenta convencer a las otras agrupaciones: nuestros compañeros ganan de 100 a 150 mil pesos en los ocho meses (julio a febrero), es decir, el margen de ganancia es en promedio 30 por ciento mayor que antes del proyecto Slow Fish Caribe.
Este Slow Fish Caribe significa que cada langosta es capturada por medio del apnea o buceo libre o con el lazo y jamo. Así se capturaron 3 mil 900 este año, que al llegar a la mesa del comensal, tienen su código QR, que permite saber el nombre del trabajador del mar, el día que la pescó, el lugar y la técnica utilizada.
Las cuentas son claras, afirma, ganamos 420 pesos por kilo y otras cooperativas lo venden a 300 pesos a intermediarios quienes no se mojan los pies.
“Nuestra cooperativa tiene 58 años de fundada. Antes se pescaba más y se ganaba menos. Estamos rompiendo paradigmas para lograr un comercio justo, en alianza con Amigos de Sian Ka’an y colectividad Razonatura”, señaló Canto.
Algunas de las reglas de este proyecto financiado por la Unión Europea, es que si el crustáceo no mide 13.5 centímetros, es devuelto al mar. “Los que atrapan langosta con hueva, están rompiendo el ciclo reproductivo”, advierte el líder pesquero.
Respecto del respeto a las leyes, el cooperativista es claro: si hablamos de Conapesca y Sagarpa, están de cabeza. Nosotros estamos haciendo vigilancia comunitaria en la reserva de Sian Ka’an. (Noticaribe)
