YUCATÁN, MX.- Organizaciones de la península y académicos externaron su rechazo al Tren Maya, proyecto que, desde su perspectiva, se basa en el despojo territorial, la división comunitaria, la violación al derecho de los pueblos originarios a la libre determinación y la explotación de los recursos para beneficio de los grandes empresarios, publicó Proceso.

En conferencia de prensa, reunidas en esta capital, las organizaciones señalaron que el proyecto planteado como una prioridad del gobierno lopezobradorista, se presentó como un plan de infraestructura y desarrollo turístico que implica además de la vía férrea, la expansión del turismo masivo y por ende la creación de nuevos centros urbanos en la región.

En ese sentido, advirtieron que el proyecto provocará “afectaciones profundas en la vida de las comunidades mayas y el medio ambiente, ahondando problemas sociales y vulnerabilidades territoriales” como las que ya afronta Yucatán por el desenfrenado crecimiento de megaproyectos agroindustriales, inmobiliarios y energéticos.

En la conferencia intervinieron voceros de la Asamblea de Defensores del Territorio Maya Múuch’ Xíinbal, el Consejo Maya del Poniente de Yucatán Chik’in-já, el Colectivo Popol Wuj y la Articulación Yucatán, en la que se incluyen académicos de la UADY, del Cinvestav y del Grupo Conacyt Territorios Tren Maya.

A horas de celebrarse las consultas indígena y pública para definir si el Tren Maya sigue o se cancela, representantes de las comunidades mayas fijaron su postura en un “no” rotundo a la realización del proyecto que además de Yucatán, Campeche y Quintana Roo, afectará a Tabasco y Chiapas.

También se inconformaron con el nombre que se le dio y cuestionaron los fines empresariales del Tren Maya y las afectaciones que el proyecto causará en las comunidades y el territorio de los pueblos originarios pues, reprocharon, se les ha ocultado la información técnica.

“No quieren mostrar los resultados técnicos reales, cómo impactarán nuestras selvas y montes”, dijeron, e inquirieron: “¿Consideraron la apicultura, actividad milenaria que por años ha sido un sustento económico de comunidades y ha permitido la reproducción natural de nuestras selvas? ¿Y la calidad de nuestras vidas?” comentó el portavoz de la Asamblea Múuch’ Xíinbal.

El portavoz del Consejo Maya del Poniente de Yucatán, reforzó el planteamiento.

Al respecto, dijo que “no le han informado a la población maya de manera clara y convincente de los perjuicios y consecuencias reales a nuestra vida social, a nuestra cultura, a nuestros territorios, a nuestros recursos naturales y a nuestro patrimonio histórico”.

Los voceros comunitarios descalificaron el proceso de la denominada consulta indígena, pues estuvo plagado de irregularidades que vulneraron los derechos de las comunidades originarias y los estándares internacionales.

El proceso, recalcaron, ha sido “un circo mediático para legitimar el proyecto de un tren que no es maya, pues fue concebido para beneficiar intereses externos, que contempla la creación de ‘ciudades’ para convertir nuestros territorios solo en sitios turísticos, de permanente despojo, y no para dignificar la vida de los ciudadanos mayas y no mayas”.

Recordaron que sin contar todavía con los debidos estudios de impacto ambiental y “valiéndose de una fuerte campaña de promoción”, el pasado 15 de noviembre el gobierno federal dio inicio oficial a un proceso que denominó “consulta indígena” sobre el Tren Maya y que, “desde la mirada gubernamental” hoy se encuentra en etapa deliberativa.

Para las organizaciones inconformes la consulta “no cumple con el principio de buena fe” puesto que “no hay información concreta respecto al tren sino una fuerte manipulación para que los pueblos cedan sus tierras”.

“Si hubiera buena fe, por ejemplo, nos hubieran informado en nuestro idioma maya con claridad del proyecto, en donde nos hablen de las realidades y de lo que implica no sólo su construcción, sino los pros y los contras”, señalaron.

Por su parte, la Misión de Observación de la Consulta al Pueblo Maya presentó parte de la documentación que realizó acerca del proceso.

En el aspecto de riesgos ambientales, el Grupo Conacyt Territorios Tren Maya se encargó del análisis de la situación socioambiental de la península. El resultado es “preocupante”.

“El manto freático está actualmente amenazado por fuentes contaminantes diversas, desde fertilizantes y rellenos sanitarios, hasta aguas no tratadas de la industria y la agroindustria”, alertó Alejandra García Quintanilla, investigadora del Colectivo Popol Wuj y participante de ese Grupo interdisciplinario del Conacyt.

Añadió que “la sobreexplotación del acuífero es un problema adicional mientras que la gran devastación de las selvas, sobre todo al norte de la Península, pone en riesgo la recarga del manto acuífero que depende de ellas”, expresó

A su vez, Rodrigo Patiño, investigador del Cinvestav y miembro de Articulación Yucatán destacó que “en el discurso oficial se anuncia que el proyecto del Tren Peninsular está vinculado con programas de ordenamiento territorial, y que generará un desarrollo equilibrado y sostenible mediante procesos de planeación con participación ciudadana”.

Sin embargo, “en la práctica, lo que está sucediendo es que hace falta un análisis estratégico que incluya impactos acumulativos y sinérgicos de los diferentes tramos del Tren, de sus polos de desarrollo y de éstos con otros proyectos de infraestructura, como los grandes parques fotovoltaicos y eólicos, los desarrollos agroindustriales o el tsunami inmobiliario y turístico”.

Y señaló que “una evaluación ambiental estratégica permitiría asegurar la sostenibilidad del territorio peninsular, en un marco de gobernanza y respeto al derecho de libre determinación del pueblo maya, permitiendo analizar la necesidad y viabilidad del TM y cuidando la riqueza biocultural de nuestra región”.

Destacaron que, de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el 80% de la biodiversidad del planeta está siendo resguardada por los pueblos originarios.

Al respecto, añadieron que en Yucatán, “la importancia de la milpa y la apicultura, no sólo como espacio productivo, sino como forma de ver el mundo y relacionarse con él, es parte de la cosmogonía del pueblo maya, el cual representa más del 60 % de la población del estado de Yucatán”.

También advirtieron de los riesgos por devastación ambiental y masificación del turismo.

Explicaron que la deforestación ha avanzado de manera preocupante y de seguir esa tendencia se esperan menos lluvias y aumento de temperaturas por el cambio climático.

Además, alertaron que el tipo de desarrollo turístico que el proyecto implica afectará tanto a la economía local como al patrimonio cultural maya.

Por un lado, expuso Aurelio Sánchez Suárez, investigador del Centro de Investigaciones Regionales Hideyo Noguchi de la UADY, “el pueblo maya ha estado diseñando esquemas de turismo rural y cultural, basado en las necesidades comunitarias, que es un turismo de afluencia moderada, no de vagones repletos.”

Y por el otro: “El esquema de ‘desarrollo’ que el Tren Maya supone ha dañado el patrimonio cultural inmaterial del pueblo maya”. (Fuente: Proceso)

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