CAMPECHE, MX.- Moradores de este poblado conurbado a la capital pidieron al gobierno federal que escuche su clamor de reubicar las vías férreas en lugar de perjudicar a más de 300 familias cuyas viviendas y negocios serían demolidos por el Tren Maya, publicó Proceso.
Aclararon que no están en contra del proyecto insignia del presidente Andrés Manuel López Obrador, ni en contra del progreso, pero suplicaron que, en el caso de esta localidad fundada a finales del siglo XIX, se considere la alternativa de trazar una nueva ruta para sacar las vías del pueblo.
Antiguos excomisarios recordaron que en 1917 Chiná, junto con Champotón y Tenabo, estos dos últimos ya erigidos en municipio, tramitaron su solicitud ante los gobiernos posrevolucionarios para recuperar sus tierras. La primera dotación de tierras ejidales la recibieron en 1922, y la segunda dos años después.
La vía del ferrocarril que hoy se pretende utilizar para el Tren Maya, narraron, se comenzó a construir en 1932 y la inauguró el expresidente Miguel Alemán en 1950, y para ello fueron expropiados terrenos al ejido.
Insistieron que no se oponen al nuevo proyecto, porque “creemos que es bueno”, pero aseguraron que en el caso de esta comunidad “se cometerá un atropello” contra quienes viven frente a las vías.
De acuerdo con los afectados, sus predios respetaron el derecho de vía, pero en el caso del nuevo proyecto, por tratarse de un tren rápido, “nos quieren quitar 10 o 15 metros más de cada lado, pues dicen que necesitan 25 por tratarse de un tren rápido”.
Asimismo, denunciaron que el funcionario que acudió a las reuniones informativas en la comunidad “sólo convocó y en secreto” a algunos ejidatarios cuyas propiedades ni siquiera están cercanas a la vía.
“Al enterarnos, los afectados exigimos otra reunión con nosotros, pero el funcionario, de apellido León, en tono impositivo nos dijo que el Tren Maya ‘va porque va’, y no quiso escuchar nuestros argumentos y excusó que no van a talar árboles”.
Añadieron: “Sólo pedimos que reubiquen las vías porque van a derruir las viviendas y negocios de más 300 familias”.
Y explicaron que esa franja que resultará afectada –la calle principal del poblado– es donde se mueve la economía del lugar, además de que es una de las dos únicas entradas.
Señalaron que a unos predios les derribarán una parte, mientras que otros, aunque no alcancen a ser derruidos, perderán sus accesos si no están en esquina o no tienen salida por atrás, porque además “se construirán bardas a los lados de la vía, lo que también partirá el pueblo en dos”.
Los pobladores manifestaron que, si la justificación para no sacar la vía es que no quieren tirar árboles, ellos están dispuestos a sembrar otras áreas para reponer las zonas forestales que se perderían.
También recordaron que hace algunos años, debido al tráfico vehicular que se generaba en esa arteria que era paso obligado de los que se dirigían a otros poblados, el gobierno construyó un libramiento, que es la otra salida del pueblo y que apenas está habitada.
Tras sugerir que el trazo de la vía férrea se modifique hacia esa zona, cuestionaron: “¿En serio creen que les saldrá más barato derruir predios y pagar indemnizaciones que modificar un poco la ruta? ¡Terrenos hay aquí para hacerlo!”.
Prosiguieron: “Podrán reubicarnos en otro sitio para habitar, pero de nuestros negocios aquí dependemos, de eso vivimos, de eso mantenemos a nuestras familias. Por favor, pedimos que nos escuchen y que no nos afecten, porque ¿entonces de qué vamos a vivir’”.
Destacaron que hace unos años también se instaló bajo esa arteria el acueducto Hobomó-Campeche, que abastece de agua a la capital campechana. La obra duró más de un año y “ahora encima de esas tuberías quieren que pase el tren”.
Los chinaenses advirtieron que en el trayecto de la vía férrea dentro de la comunidad hay tres tramos con curvas muy pronunciadas que se tornarán peligrosas para un tren de alta velocidad, e insistieron que ese es otro motivo que tendrían que considerar para modificar el trazo y sacar el tendido del poblado. (Fuente: Proceso)