GUANAJUATO, MX.- Entre despidos, escasez de visitantes y escondido de los medios de comunicación, el expresidente Vicente Fox Quesada cierra un año que parece augurarle malos ratos, los que ha sabido sortear desde que concluyó su sexenio en el 2006 gracias a las alianzas con sus sucesores del PAN y del PRI, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, publicó Proceso.

Con el pretexto de que se han quedado sin el millonario subsidio federal que recibieron durante todos esos años, por lo menos 20 empleados de distintas áreas del Centro Fox habrían sido despedidos, los últimos antes del periodo vacacional decembrino.

También se ha cancelado la proveeduría de algunos servicios.

Dos distintas fuentes cercanas al centro establecido en lo que fue la Hacienda San Cristóbal, propiedad de la familia Fox Quesada, confirmaron los despidos.

Personal que se encargaba de las visitas guiadas por el centro –oficialmente denominado Centro de Estudios, Biblioteca y Museo Vicente Fox Quesada, A.C.- fue afectado por este recorte; el más reciente, de 15 empleados, de acuerdo con las dos distintas fuentes.

Incluso, se pudo conocer que a diferencia de años anteriores en que el personal era objeto de un oneroso festejo y recibía obsequios que incluían aparatos de telefonía celular, este año su comida de fin de año, efectuada el martes 17, fue un evento sencillo en el que no hubo regalos.

“Dicen que no tienen dinero…nomás es para taparle el ojo al macho”, fue el comentario de exempleado.

La página de internet del centro ofrece la renta de espacios y menús para fiestas y cenas navideñas y de fin de año en las instalaciones, el restaurante (ubicado en el patio del casco de la hacienda) o el hotel, ubicado a un lado, en parte del edificio que fue ampliado hace unos pocos años.

Pero todo el lugar luce desolado.

En las amplias áreas de la megavelaria, la biblioteca equipada con al menos una docena de computadoras y enormes pantallas, el salón con los escaparates que exhiben los reconocimientos entregados a Vicente Fox y las sillas de montar reina el silencio, sin un visitante.

Las computadoras están apagadas; las pantallas también.

Lo mismo ocurre con las réplicas de la oficina del gabinete y la que tuvo Fox en Los Pinos, que incluye pósters en las ventanas con imágenes simulando los jardines de la exresidencia oficial convertida en museo en el actual sexenio de Andrés Manuel López Obrador.

Desde el año 2007, cuando todavía ni siquiera terminaba de ser construido y mucho menos comenzaba a operar, y hasta el 2018, el centro recibió más de 450 millones de pesos, de acuerdo con una nota de sinembargo.mx.

Proceso documentó en abril del 2014 que entre 2007 y el 2013 el centro recibió unos 230 millones de pesos, incluyendo recursos de programas federales como el Programa de Apoyo a Pequeñas y Medianas Empresas, así como recursos públicos de gobiernos estatales como el de Veracruz, durante el mandato de Fidel Herrera Beltrán.

A eso se suman distintos apoyos en especie, que van desde autobuses y mobiliario hasta licencias para expedir certificaciones en línea.

El miércoles 18, el ex presidente Fox fue buscado por Apro en el centro. Afuera, estaba estacionado el Jeep negro que desde hace años emplea para trasladarse de su cabaña a este lugar o al restaurante.

Otro reportero de un medio local que se encontraba en el lugar se había encontrado minutos antes al cuñado de Fox, Arturo Torres del Valle, quien le confirmó que el expresidente estaba en el centro, “en una reunión”.

Pero su encargado de comunicación social lo negó.

“No está, a partir de la próxima semana estará de vacaciones y regresa hasta principios o mediados de enero”, dijo.

-Pero que sí estaba, ¿entonces su cuñado mintió?-

“No sé por qué dijo eso, no sé de la mentira…el ex presidente ya no viene este año”, dijo su colaborador.

Al salir, el jeep de Fox ya no estaba. (Fuente: Proceso)

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