El origen del bloqueo en un tramo de las curvas del diablo -carretera federal que comunica a José María Morelos con Chetumal y la zona norte, y que es una importante vía troncal donde se mueven no sólo personas, sino buena parte de la economía local, regional y hasta peninsular-, viene desde tiempos del viejo borgismo: en el 2013, en la presidencia de José María Morelos estaba un hombre de oposición, Domingo Flota (perredista en ese entonces, y ahora con Morena).
Borge no le envió a Flota, al final del trienio de este último, el recurso necesario para que se liquidara a los trabajadores contratados en su periodo 2011-2013; Flota, como respuesta, no los liquidó en su contrato, se los dejó como trabajadores al priísta que vendría luego, Juan Parra, un político que ni en el hablar es su fuerte, pues era y sigue siendo un monigote de su hermano, el borgista German Parra, una especie de prófugo de su pasado borgista, y actualmente perdido del mapa político local y regional. Juan, como un perfecto imbécil, no les dio el recurso que llegaría después a los trabajadores, y simplemente los corrió, violentando sus mínimos derechos laborales.
Desde esa lejana ocasión, se inició entonces una pelea legal que, agotadas todas las instancias, los trabajadores, aproximadamente 200 personas, le han ganado al Ayuntamiento de José María Morelos vez tras vez que les presentaban las maquinaciones legales y legaloides para rehusarse a pagarles lo que era de ellos: los trabajadores ganaron en el Tribunal de Conciliación, ganaron el amparo en el Tribunal Colegiado, y ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación, le volvieron a ganar a un Ayuntamiento imbécil que preside una señora con un grado enorme de ignorancia sin tapujos, la actual esposa de un conocido cacique de ese pueblo, ahora diputado local. De ese grado es la voracidad, el empecinamiento de un Ayuntamiento que ve los recursos públicos como si fuera parte de su patrimonio familiar.
Ya no hay más nada más que alegar, más plazos que esperar, el Ayuntamiento de José María Morelos está obligado a pagar salarios caídos y cuantimás, que, redondeados, son 48 millones de pesos a poco más de 200 personas.
El 26 de diciembre es el último día para que se le notifique a ese Ayuntamiento de la Zona Maya, y este simplemente está obligado a realizar el pago sin dilación alguna. Si no lo hiciera así, si no pagara ese día, ojalá y no existan consecuencias penales a los que mal administran los destinos de este municipio, o que se les congele todas las cuentas a este Ayuntamiento peleado fuertemente con lo legal. Como última instancia, ojalá y los diputados locales vean la posibilidad de desaparecer el Ayuntamiento actual de José María Morelos, pues es un hecho a todas luces que está incurriendo en causas graves que atentan contra la paz, la estabilidad y la gobernanza de una región altamente marginada, debido a su crasa ineptitud en solucionar un conflicto gracias a su falta de pago.
Ya son seis días de bloqueo, comenzó el lunes 16 de diciembre en la madrugada. José María Morelos se cae a pedazos en su economía local por cada día más que se desprenda del almanaque de la ineptitud política local, y no hay visos de solución. Un reducido grupo de trabajadores ha puesto en jaque a todo un municipio: tiene agarrado del cogote a una clase política mendaz; su tesón, coraje y lucidez, ponen en evidencia, paladinamente, a una clase política josemariamorelense altamente corrupta, cínica y mediocre.
Los Pérez, la familia gobernante de este municipio maniatado por sus caciques, si querían seguir mamando del presupuesto con sus bellos retoños, la tienen ahora harto difícil, hay un enorme malestar ciudadano debido a su arrogancia rastrera de querer tener todo el control de un municipio. ¡Vaya!, que hasta el gobernador se cansó de ellos, y les dijo, cuando seguramente le fueron a rogarle la lana, que esto es un tema municipal, que no le compete al gobierno del estado. En otras palabras, tal vez la respuesta vino así: “es su pedo, no te voy a dar ningún pinche peso pues ustedes no han sabido administrarse desde que son municipio”.
Los trabajadores, insisto, no tienen que soltar del cogote a esta burda clase política josemariamorelense.