Agencia Reforma

MONTERREY, MX.- Rita Macedo fue una actriz muy cotizada del cine mexicano, estrella de una larga lista de películas. Fue dirigida por Luis Buñuel e Ismael Rodríguez, y compartió pantalla con Pedro Infante, Pedro Armendáriz y Emilio Tuero.

Pero en 1956 saltó de los ámbitos del séptimo arte a los círculos literarios, cuando conoció a un hombre que la dejó impactada: el escritor Carlos Fuentes, con quien se casó y tuvo una hija: Cecilia.

La historia de este amor, que fue uno de los más intensos de la actriz, se revela en el libro Mujer en papel. Memorias inconclusas de Rita Macedo (Trilce Ediciones, 2019), que se publica tras una espera de un cuarto de siglo.

Macedo se quitó la vida en diciembre de 1993. Para entonces ya había escrito parte de sus memorias personales y profesionales que involucraban a varios personajes importantes del medio intelectual mexicano de mediados del siglo 20, pero Cecilia, su hija, se contuvo para publicarlas, hasta ahora.

En un proceso de recopilación y de reescritura, Cecilia trae al presente las memorias de su madre y de su padre, al tiempo que recrea distintos momentos de su vida gracias a las cartas que el escritor le mandó a Macedo y que cuentan una historia muy distinta a la que ella conocía.

“Con este libro me di cuenta de lo mucho que mamá sufrió a su lado (de Fuentes), y el porqué le resultó insoportable repasar y revivir esa relación, al grado de no poder continuar escribiendo.

“Aprendí también que lo que mamá me contÛ de papá no había ocurrido así exactamente. A través de las cartas de mi papá descubrí que estaba más involucrado en la familia, que luchó por tenerme, por no divorciarse, que dio más de lo que ella podía dar ya”, advierte la autora en entrevista.

Macedo se casó primero con Luis de Llano Palmer, matrimonio que procreó a Julissa y a Luis de Llano Macedo. Durante décadas, estuvo involucrada en el ambiente artístico e intelectual de México, hasta que abandonó su carrera para irse a Europa con Fuentes, de quien se separó en 1972, tras varias infidelidades y objetivos completamente distintos, recuerda Cecilia.

“Él quería llegar a un punto, al estatus al que finalmente llegó, y a mi mamá no le interesaba, porque cuando mi papá apareció ella ya había ido y venido; no le interesaba volver a subir los escalones que había subido y bajado antes”, cuenta.

Los derechos de las cartas de Fuentes las tiene su viuda, Silvia Lemus, quien no dejó que se replicaran íntegras, cuenta Cecilia, y añade que, en su lugar, Lemus recomendó evocar las misivas a través de la voz de su madre.

“(Lemus) no me había permitido usar las cartas porque no quería que la imagen del señor Fuentes cambie, quiere que sea un ser perfecto, pero no lo fue, y no es una crítica: eso es lo que es sumamente importante para mí con el libro, no estoy criticando ni a mi papá ni a mi mamá”.

Y es que el Fuentes que asoma es Mujer en papel, es hombre con aciertos, pero también errores.

“Es la historia de ellos tal cual. Y me parece muy divertida, porque los dos estuvieron muy locos, los dos hicieron un desmadre, pero es lo que vivieron. Eso no quita que mi papá después se haya vuelto ‘el maestro’ o lo que sea, pero hay gente que no quiere que esa parte salga. Han tratado de borrarnos a mi mamá y a mí toda la vida”, confiesa la autora. (Agencia Reforma)

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