Por Julio César Solís
Este domingo 26 de enero, el mundo deportivo y especialmente del baloncesto, se vio sorprendido con la noticia del fallecimiento de Kobe Bryant en un accidente de helicóptero, en el que también murió su hija Gianna Maria, de 13 años, y siete personas más.
La NBA homenajeó a Kobe en cada uno de los ocho partidos disputados este domingo, dejando acabar los 24 segundos de posesión, en honor al número icónico del ex astro del básquetbol.
Aunque inició con el número 8 en el dorsal, su número final fue el 24, ambos retirados en el Staples Center de Los Ángeles.
Siempre se le comparó con Michael Jordan, por el estilo de pararse en la duela, de conectar tiros de media y larga distancia, con clavadas espectaculares, jugadas sacadas de la ‘chistera’ para anotar y lanzamientos ganadores.
El debate entre los basquetbolistas es y ha sido ¿es o no el heredero de MJ? ¿O sencillamente es la continuación de la leyenda? Porque en esa platica también entra LeBron James, pero eso es punto y aparte.
El 17 de diciembre de 1997, Kobe enfrentó por primera vez a ‘Air’ Jordan en el United Center de Chicago; anotó 5 puntos, capturó 1 rebote y realizó 1 bloqueo en 10 minutos de juego; nada mal para un chico de 18 años que enfrentaba al más grande de la historia en su casa.
De ahí, Kobe simplemente se desató. En su segunda temporada como Laker -aunque originalmente lo eligió Charlotte en el draft de 1996-, justamente el 17 de diciembre de 1997, anotó 33 puntos en el United Center, aunque MJ encestó 36 unidades.
Ese encuentro iluminó una carrera brutal.
Cuando MJ anunció su salida de los Toros de Chicago tras la temporada 1997-1998, Kobe recibió los reflectores en su ascendente carrera.
Por ello, en la temporada 2006-2007, Kobe cambió su número al 24. ¿La razón?, simple, era la continuación de la leyenda que portó el número 23: Michael Jordan.
Kobe, de 41 años (23 agosto 1978), era apodado ‘Black Mamba’, una peligrosa serpiente venenosa, que surgió de la película de Quentin Tarantino ‘Kill Bill 2 (2004). “Leí sobre el animal y dije ‘Wow, esto es bastante impresionante. Esta es una descripción perfecta de cómo me gustaría que fuera mi juego”, declaró el ex jugador en una ocasión al Washington Post.
Sus logros son más que conocidos: 20 años jugando con los Lakers de Los Ángeles (1996-2016), equipo con el que fue cinco veces campeón de la National Basketball Association (NBA), dos veces Most Valuable Player (MVP, por sus siglas en inglés) de las Finales de la NBA en 2009 y 2010, 18 veces seleccionado al Juego de Estrellas (All Stars Game), dos veces ganador del Oro olímpico con Estados Unidos (2008 y 2012), entre otros logros. En fin, ganó todo deportiva y económicamente.
Pero su legado va más allá de los 33,643 puntos que anotó durante su carrera en la NBA (cuarto de todos los tiempos) en 1,346 partidos, o de los anillos de campeón o las medallas olímpicas, o el dinero y la fama.
Kobe Bryant desarrolló una vida empresarial exitosa con su firma de capital de riesgo Bryant Stibel; su marca de bebida deportiva Body Armor, y, desde luego, su propia marca de tenis deportivos Kobe para la firma Nike, con la que estuvo desde 2003.
Sus mensajes dentro y fuera de la cancha eran de motivación, así lo dijo durante un comercial de los tenis KB8 de Adidas en 1996: “Si no tienes fe en ti, ¿quién la tendrá?”.
En 2017 inauguró la Liga Mamba (Mamba League) dirigida a jóvenes basquetbolistas en la que cuentan con la oportunidad de aprender los fundamentos del deporte ráfaga, así como pláticas y talleres con temáticas aplicables a su vida diaria.
“Enseñar a los niños cómo desenvolverse, cómo crecer, a tener confianza, a trabajar en equipo y ese tipo de cosas, es lo que se busca en Mamba League y era importante crear una liga que encarne eso”, dijo durante una intervención en Nueva York.
El domingo se dirigía a la Academia Mamba cuando el helicóptero en el que viajaba se desplomó en Calabasas, California.
Y hoy Kobe es ya, una leyenda del deporte y de la NBA.
