Por Adriana Varillas
RadioFórmula QR

Aprovechando las pasadas fiestas decembrinas el gobierno municipal de Tulum se aventó un “cabildazo” de esos de escándalo y aprobó una serie de cambios de uso de suelo que no sólo violentan el marco legal, sino que comprometen la viabilidad de un centro turístico que se vende como sustentable, decretan su sobredensificación y restan a la ciudad, 32 por ciento de sus reservas ecológicas.

El gobierno federal, previo a la sesión de Cabildo en que se autorizó el memorable arrebato, se había quedado sin habla al conocer, en mapas y gráficamente, que Tulum está fraccionado casi en su totalidad. Es decir, su superficie ya tiene dueño.

Los cambios de uso del suelo fueron publicados el 19, 23 y 24 de diciembre en el Periódico Oficial del estado e implicaron el aumento de densidades en más de 900 predios, en una extensión de casi mil 800 hectáreas, de las cuales mil 572, eran catalogadas como Banco Ecológico” y se encuentran sobre el mayor patrimonio hídrico de Tulum: Su red de ríos subterráneos.

La modificación de parámetros urbanos, que incluyeron además de las densidades, los coeficientes de ocupación del suelo y de uso del suelo (COS y CUS), se traducen en un aumento de 240 por ciento, equivalente a 109 mil viviendas adicionales a las aprobadas en el Programa de Desarrollo Urbano de Tulum (PDU-2006), que contemplaban para el lugar apenas 45 mil 313 viviendas al 2030.

Los análisis de la agrupación Tulum Sustentable, consultores urbanos y ambientales, así como de integrantes del Colegio de Biólogos, coinciden en que no existe “antecedente histórico de un desastre urbano” de tal magnitud.

El impacto de lo aprobado para la localidad de Tulum, conforme a dichos análisis, invade el Programa de Ordenamiento Ecológico Territorial del Corredor Cancún-Tulum, en la zona del Ejido Pino Suárez, sin estar sustentado en estudios, metodología, proyección, consulta pública o ciudadana; sin fundamentación ni motivación.

El tema se agrava porque además de meter una enorme presión para dotar de servicios públicos que hagan frente a ese desproporcionado crecimiento urbano, trastoca el decreto de Tulum como la primera Zona de Desarrollo Turístico Sustentable de México.

O usted dígame, ¿qué de sustentable tiene crecer 240 por ciento, poniendo en riesgo la segunda red de ríos subterráneos más grande del mundo?

La pregunta ineludible es si este tema, como muchos otros similares en Cancún o Puerto Morelos, quedará nuevamente impune. ¿Quién rendirá cuentas por ello? ¿a quién se van a fincar responsabilidades? ¿Qué autoridad se encargará de ello? O ¿quién rendirá una explicación creíble, motivada y fundamentada legalmente sobre el escandaloso acto?

O simplemente pasará como una denuncia ciudadana y mediática más, que se quede en el anecdotario del Quintana Roo en donde más vale pedir perdón, que pedir permiso.

*Columna editorial publicada en RadioFórmula QR

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