Las cosas se tambalean en la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC) de Chetumal, luego que Diego Cortés ganó con dos votos de diferencia la dirigencia de ese organismo empresarial.

El detalle, diría el clásico, es que estos dos votos no fueron votos de carne de hueso, sino de papel, a través de ‘poderes’ de socios.

Lo que se sospecha es que los poderes son hechizos.

Los demás constructores capitalinos, obvio, no se han quedado cruzados de brazos y están documentado la impugnación de esta elección.

Lo raro es que la impugnación pegaría de rebote a un exfuncionario electoral, pues quien expidió los poderes es la titular de una notaría pública cercana a Carlos Soberanis Ferrao, que fue ‘expulsado’ por irregularidades como presidente del Ieqroo.

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