CHETUMAL, MX.- Un estudio de antropología física, de morfología craneal, en cuatro de los nueve especímenes descubiertos entre 2003 y 2015 en las cavernas sumergidas de la Costa Oriental de Quintana Roo, cuyas antigüedades van de los 13,000 a los 8,000 años antes del presente, ha dado nuevas luces sobre el poblamiento de nuestro continente, al mostrar, por vez primera, una alta diversidad biológica desde las ocupaciones humanas más antiguas.

Así lo dio a conocer el doctor en Antropología Física y paleoantropólogo, Alejandro Terrazas Mata, de la UNAM, y la maestra en Arqueología Subacuática, Carmen Rojas Sandoval, investigadora del Centro INAH Quintana Roo, luego de la publicación, el 29 de enero, de los resultados de una investigación interinstitucional, realizada con la anuencia del Consejo de Arqueología del INAH, en la revista arbitrada Plos One, editada en San Francisco, California, a través de un artículo rigurosamente técnico sobre las variaciones morfológicas de los cráneos recuperados en las cuevas de Quintana Roo: “Naharón”, “Pit 1”, “Las Palmas” y “Muknal”, fechados al final del Pleistoceno/comienzo del Holoceno.

Bajo el título Variaciones morfológicas de los restos humanos tempranos en Quintana Roo, península de Yucatán, México: contribuciones a la discusión acerca del poblamiento temprano, científicos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), del Instituto de Investigaciones Antropológicas (IIA) de la UNAM y del Museo del Desierto, de Coahuila, así como de universidades norteamericanas, dan a conocer patrones muy diferentes de asociación morfológica para cada espécimen.

Lo anterior abre la posibilidad de que las poblaciones iniciales de América del Norte ya tuvieran un alto grado de diversidad morfológica, la cual se redujo a medida que las poblaciones se dispersaron en el continente austral, advierten en el artículo.

Esto contrasta con estudios previos de restos sudamericanos, los cuales habían mostrado asociaciones con poblaciones modernas Australo-Melanesian y grupos africanos, y no detectaron tal grado de diversidad intrapoblacional en los individuos más antiguos.

Las afinidades morfológicas de los especímenes de Quintana Roo se evaluaron comparándolos con una muestra de referencia de poblaciones humanas modernas en todo el mundo, compuesta por 18 muestras de población. Este conjunto de datos se ha utilizado en estudios anteriores que exploran las afinidades morfológicas de las primeras muestras sudamericanas de Lagoa Santa, Brasil (la colección más grande de cráneos del Holoceno Temprano en América, hasta la fecha), y representa uno de los conjuntos de datos comparativos más grandes para puntos de referencia craneofaciales 3D.

El cráneo de “Naharón” parece estar estrechamente relacionado a las series árticas de América del Norte (Groenlandia y Alaska); poblaciones robustas, adaptadas al frío y bastante distintas de los nativos americanos. Los restos óseos corresponden a una mujer adulta joven, se estima que de entre 25 y 30 años al morir, con una antigüedad de 13,499 años antes del presente, fecha ya calibrada. Se localizó en el subsistema de cuevas Naranjal, a 365 metros del cenote Cristal o Naharón y a 22.6 metros de profundidad.

El cráneo del “hombre del Pit 1” tiene una morfología de la bóveda craneal muy diferente de las otras tres muestras de Quintana Roo; sus afinidades más fuertes se relacionan con poblaciones europeas y no tiene ninguna firme con series americanas tempranas o tardías. Tiene una antigüedad de 13,295 años antes del presente. Se estima que los restos corresponden posiblemente a un hombre que murió en las primeras etapas de la edad adulta. Fue descubierto en el monte de escombros del cenote El Pit (que significa “pozo”, en inglés), en el ejido Jacinto Pat, a una profundidad de entre 40 y 45 metros.

Las características del cráneo de “Las Palmas” parecen estar fuertemente asociadas a la serie Paleoamericana, con mayor probabilidad de ser parte de la población de Lagoa Santa, Brasil y, en menores proporciones, de Chubut (Patagonia) o japonés. Se estima que los restos corresponden a una mujer de adulta, de entre 44 y 50 años de edad, al momento de morir, y tienen una antigüedad de hasta 12,000 años antes del presente. Fue descubierta en el subsistema de cueva Naranjal, en los niveles más bajos de una gran cámara, a 24 metros de profundidad.

“Muknal” tiene el valor atípico más fuerte de todos los especímenes de Quintana Roo, pues no presenta un patrón claro de afinidades morfológicas, aunque se acerca más a las poblaciones árticas de América del Norte. Se estima que los restos corresponden a un individuo masculino que murió entre los 40 y 45 años de edad; con una antigüedad 10,290 años antes del presente. Se descubrió en una cámara de la cueva de Palmas, a 210 metros de la entrada del cenote Jailhouse (“cárcel”, en inglés), a 33 metros de profundidad.

El artículo destaca que el asentamiento humano y su dispersión en América ha sido uno de los temas más debatidos en arqueología y antropología biológica, con cientos de textos publicados en la última década, donde los orígenes de los nativos siguen teniendo interrogantes, pues aún existe una falta de consenso y un debate en torno a su génesis biológica y las migraciones.

El estudio de la diversidad biológica de los primeros pobladores se ha abordado indirectamente a través del análisis de evidencia cráneo facial, lingüística y arqueológica, así como directamente con el estudio de ADN entre grupos modernos de nativos americanos y restos antiguos.

Durante las últimas décadas, los estudios defendieron una amplia gama de escenarios: una única migración hacia el continente; dos migraciones tempranas discretas hacia el continente; tres eventos de dispersión en el Holoceno; flujo continuo de genes con Asia sobre el Holoceno, y diferentes combinaciones de estas variables.

Los estudios también han sugerido diferentes modelos de dispersión humana después del proceso inicial de asentamiento, pero todavía no se alcanza una imagen precisa de la diversidad biológica en América.

El reciente estudio interinstitucional busca contribuir a este debate, explorando las afinidades morfológicas craneales de los especímenes de Quintana Roo. Su alta diversidad morfológica marca un interesante contrapunto a las interpretaciones anteriores de la diversidad temprana en Norteamérica, y tiene implicaciones importantes para la comprensión de los procesos del movimiento humano temprano en todo el continente.

“Naharón” y “Muknal” muestran una afinidad más fuerte con las poblaciones árticas de América del Norte (Alaska y Groenlandia) que, previamente, se han asociado morfológicamente con series tempranas de Sudamérica; “Las Palmas” también muestra fuertes similitudes con los paleoamericanos sudamericanos; la excepción es “Pit 1”, el cual parece estar fuertemente asociado con las series europeas y muestra una forma de bóveda craneal general diferente de los otros individuos de Quintana Roo.

Este patrón no se ha observado antes para los paleoamericanos del sur, pero algunos cráneos tempranos y arcaicos de América del Norte muestran afinidades más fuertes con las series europeas. Los especímenes de Quintana Roo muestran un inesperado nivel de diversidad morfológica en comparación con los americanos del sur.

Los estudios fueron llevados a cabo con la participación de Mark Hubbe, Alejandro Terrazas Mata, Brianne Herrera, Martha E. Benavente Sanvicente, Arturo González, Carmen Rojas Sandoval, Jerónimo Avilés Olguín, Eugenio Acevez Núñez y Noreen Von Cramon-Taubadel. (Fuente: INAH)

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