Agencia Reforma

CIUDAD DE MÉXICO.- Los elementos del Ejército son capaces de resistir huevazos, pedradas y tomatazos porque existe una recompensa para ellos: la seguridad social que les ofrece la Secretaría de la Defensa Nacional.

Tres Generales veteranos, que realizaron operaciones contra el crimen organizado hace todavía dos décadas, dicen a REFORMA -en el contexto del Día del Ejército Mexicano que se celebra este 19 de febrero- que tener becas para sus hijos, servicio médico de calidad para toda la familia, préstamos bancarios y apoyos para vivienda hacen que la tropa mantenga el orgullo de portar su uniforme y realice cualquier misión que se le ordene.

Los ex mandos aseguran que los militares están formados para ser leales a su bandera, la Constitución y al Presidente “como éste sea y quien sea”.

Coinciden en que podrán existir militares que estén en desacuerdo con las decisiones de los altos mandos en turno, pero no dejarán de cumplir con sus tareas, porque le deben su bienestar y el de sus familias a las Fuerzas Armadas.

Los Generales en situación de retiro felicitan a los actuales elementos, pues aseguran que aunque los frena el tema de los derechos humanos para enfrentar a sus agresores, realizan su trabajo contra el crimen, aunque eso implique que pierdan la vida.

No obstante, también destacan que el constante uso de las Fuerzas Armadas presume a la sociedad la capacidad que existe en sus filas para atender cualquier tarea.

“Cómo que agarran a huevazos a la Guardia Nacional”

El General Brigadier Paulino Jiménez Hidalgo sirvió 44 años en el Ejército desde cadete. De 1960 a 2004.

Reconoce que en su tiempo no existía un apego a los derechos humanos, por lo que no se imagina a alguien aventándole un huevazo o una roca y salirse con la suya.

“Cómo que agarran a huevazos a la Guardia Nacional porque no quieren que pasen a su territorio (en Michoacán), hay que entender que las poblaciones están compradas y, si el Gobierno federal les asigna una cuota mensual llegan los señores malos, muy malos y les duplican el dinero para que no pasen (los militares) y para que pongan enfrente a mujeres y niños”, reflexiona.

“No les vamos a pegar a los niños. Aunque la ley es clara, si un adolescente me levanta un arma, pues entonces entra la legítima defensa, porque también tiene uno derecho a la vida.

“Lo que nos ha costado trabajo es la parte de los derechos humanos y el uso legítimo de la fuerza. Yo tenía problemas en un principio cuando empezamos con los derechos humanos, yo estaba como jefe del Estado Mayor en Yucatán, y el primero que me levantó la mano, !cuaz!, yo así de, por qué me va a agredir”.

El ex mando de tropas aerotransportadas indica que fue formado a la “rústica”.

“Necesitamos que las fuerzas armadas tengan un gran conocimiento, no sólo del Ejército sino de lo externo, y para no llegar a un momento de crisis, donde te están aventando algo, te cuidas de que no te lastimen, y cuando te comiencen a querer lastimar entonces sí hay que defenderse”, afirma el General quien ha formado a policías municipales en Tamaulipas.

“Yo era muy rústico, yo era al toma y daca, tú me das un golpe y yo te regreso dos. En aquel entonces no había derechos humanos. En el Ejército cometíamos muchas barbaridades. Yo las hice. Y a veces siento que ando con el trasero pegado a la pared, porque en la vida militar así me toco. Pero si no te adaptas al cambio estás perdiendo”, reconoció el ex comandante de diversos batallones.

Jiménez Hidalgo, recuerda, no era enviado a proteger ductos de Pemex, relacionarse con ejidatarios para programas forestales o apoyar en la construcción de aeropuertos.

El mando fue enviado a la Selva Lancandona a restaurar el orden en la época del alzamiento zapatista.

También, fue desplegado a Apatzingán a controlar el narcotráfico. Eran esos los pilares en las funciones del Ejército, rememora: combate al tráfico de enervantes, control de armas y la seguridad interior.

“Yo creo que el Ejército ha cambiado mucho. Mi primer comandante, el del primer cuerpo del Ejército era un General que olía a pólvora. Fueteaba sus botas y nos tiraba fuetazos al que se portaba mal o no contestaba.

“El Ejército ha cambiado mucho y ha cambiado para bien, ha cambiado como lo ha hecho la sociedad y la sociedad nos pide ahora seguridad interna y seguridad nacional. Ahora se ponen en la frontera, y los compañeros resisten pedradas, tomatazos, huevazos, bombas molotov, pero es la diferencia entre un soldado y un policía, porque tenemos una seguridad social que no tiene nadie y por eso aguantamos”, explica.

EL GOBIERNO DESCANSA EN EL EJÉRCITO: LO BUENO Y LO MALO

El General Divisionario en situación de retiro, Carmelo Terán, reconoce que el Ejército actual tiene más misiones sobre sus hombros.

“El actual Gobierno federal está descansando o fundamentando sus actividades en las fuerzas armadas, tiene su lado negativo y positivo, como todo, el positivo es que el País se dé cuenta de las verdades capacidades de los militares”, destaca el experto en inteligencia militar.

“El que podríamos decir que es negativo es que los soldados se distraen de un adiestramiento al que estábamos acostumbrados”.

El ex jefe de Estado Mayor de la Zona Militar asentada en Michoacán indica que incluso es motivo de satisfacción que las principales políticas de la actual Administración sean responsabilidad de las Fuerzas Armadas.

Terán recuerda que muchas de las actividades castrenses comenzaron a cambiar después de 1968, tras la represión a los estudiantes del Gobierno federal de esa época.

Con el paso de los años, indica el ex mando, el Ejército comenzó a ser adiestrado principalmente para confrontar a la delincuencia.

“Las fuerzas armadas estaban a disposición de un conflicto internacional, si fuera el caso. El que se realicen las nuevas tareas encomendadas actualmente afectan en el adiestramiento de las fuerzas armadas, pero es momento también de preguntarse cuánto valen las fuerzas armadas y qué son capaces de hacer.

“Soy de la idea entonces de que las fuerzas armadas primero deben resolver problemas internos para poder defender un problema exterior. Ya juegan los soldados un papel preponderante, porque defienden a los ciudadanos de manera interna, y aunque se distraen en el ejercicio de defensa exterior, qué mejor adiestramiento que la realidad”.

Para Terán, aunque se hayan utilizado más de 30 mil elementos de la Policía Militar para conformar a la Guardia Nacional, lo destacable es la confianza en las fuerzas armadas para atender una prioridad.

 

“Se nos ha exigido más seguridad, pero la seguridad nacional requiere de más inteligencia”

El General de Ala retirado, Juan Arturo Villasana, lamenta que no exista inteligencia en las fuerzas armadas para lograr que los militares actúen con más eficacia.

“Se nos ha exigido más seguridad, pero la seguridad nacional requiere de más inteligencia, y nosotros como militares tenemos una idea de lo que vamos a hacer cuando entramos a las fuerzas armadas, y en el camino va uno desilusionándose o ilusionándose más”, reflexiona el ex mando de la Base Aérea Militar de Santa Lucía.

“Para que existan unas fuerzas armadas capaces de combatir toda la inseguridad, no importa si es como policías, es necesario tener una visión real operativa”.

Observa que sólo es cuestión de ver el Campo Militar Uno en Lomas de Sotelo para comprobar que no existe la capacidad de un despliegue real de tropas en caso de una emergencia, debido a que está rodeado de colonias.

“Están bloqueados, si les queman unos camiones ardiendo en los accesos, ¿por dónde salen?, no hay una estrategia en las fuerzas armadas, si se tuvieran a las fuerzas armadas realmente desplegadas buscando inteligencia y lo que deben de hacer otro gallo nos cantaría, pero no”, reprocha.

Reclama, por ejemplo, que actualmente existen cursos en la Escuela Superior de Guerra que datan de hace 40 años.

“Si tuviéramos un despliegue real, toda la inteligencia, no tendríamos que estar esperando a que alguien altere el orden, pero la brújula la tiene quien manda”, insiste.

“Yo le aplaudo a todos los soldados que laboran actualmente, a todos, porque están siendo leales, aún con más trabajo, porque están creyendo que están sirviendo en grande, así lo pienso yo, no digo que tenga la razón”.

Para el piloto aviador, ahora entre los soldados no se piensa tanto en aquella frase de “la Patria es primero”, sino “la lana es primero”.

Esto porque la mayorÌa de elementos cuentan con una seguridad social de primer orden, que les permite beneficios personales y a sus familias y, en otro sentido, porque existen mandos que se han enriquecido con actos ilícitos.

El militar retirado indica que, cuando fue mando, donde se paraba construía o mejoraba las instalaciones a su cargo por amor a la milicia.

No obstante, lamenta que era castigado por sus mandos por supuesta insubordinación.

“Yo arreglé la Base Militar de Santa Lucía, yo la habilité en los 90s, mejoré el casco de la hacienda, puse el quiosco, pero me fueron a meter ahí los polvorines y las Brigadas de Policía Militar, y después el General (Secretario de la Defensa Nacional) Enrique Cervantes me mandó a la cárcel por insubordinación, cuando después se demostró que no cometí ningún delito, sólo hice lo mejor para la Fuerza Aérea Mexicana en mi tiempo”, agrega. (AGENCIA REFORMA)

Comentarios en Facebook