Agencia Reforma
CIUDAD DE MÉXICO.- En la primera fase de Covid-19 en el País, el Gobierno federal y los gobiernos estatales aplicaron 52 por ciento de las 9 mil 100 pruebas disponibles.
Por determinación de la SecretarÌa de Salud, mil 500 pruebas estaban en el INDRE; también fueron distribuidas 200 a cada uno de los 32 Estados sin importar la cantidad de población; mil 200 restantes quedaron en laboratorios estatales ubicados en la Ciudad de México.
Es decir, una tercera parte del total de pruebas estaban en la capital del País.
Previo a la fase 2, el Gobierno autorizó solo a un grupo de 8 laboratorios privados realizar pruebas.
Para la segunda fase, de transmisión local del virus, se tienen 35 mil pruebas más, pero, ahora, la Secretaría de Salud rastreará brotes comunitarios.
Miguel Betancourt, ex coordinador de las estrategias nacionales de respuesta ante el SARS y el H1N1, dijo que la aplicación de pruebas diagnósticas sirve para la vigilancia epidemiológica, pero no determina el tratamiento de un paciente.
Sin embargo, consideró que debieron aplicarse más pruebas para conocer la magnitud de la transmisión.
“Lo que estamos viendo es una curva epidémica basada en esa cantidad limitada de pruebas y tomando decisiones a partir de esa información y esto, a todas luces, se ve insuficiente”, sostuvo. (Agencia Reforma)