Apenas está iniciando la temporada de tormentas y huracanes y ya la península y el Sureste de México están resintiendo los primeros estragos.
Las tormentas ‘Amanda’ y su continuación en ‘Cristóbal’, sorprendieron por la retaguardia al Sureste y están generando lluvias e inundaciones en al menos cinco estados.
En Quintana Roo, Yucatán, Campeche, Tabasco y Chiapas, hay inundaciones y viviendas desalojadas, pero también perdida de cultivos, deslaves de carreteras y desgajamientos en cerros.
Los daños económicos y sociales se empiezan a acumular y hasta ahora sólo se están atendiendo las consecuencias más urgentes, pero nadie ha dicho cómo se atenderá la contingencia de fondo.
Nadie ha dicho esta boca es mía para pagar por reparar carreteras, como el tramo Escárcega-Campeche, y darle un paliativo a los damnificados de comunidades rurales que son las más afectados.
En otros tiempos se apelaría al Fonden, el Fondo creado precisamente para atender desastres naturales y que el gobierno federal ha tratado de desaparecer con el argumento presidencial de que era usado para desviar recursos para la corrupción.
Excesos hubo muchos y las sospechas son fundadas, pero el Fonden también era un salvavidas para atender a la población en los momentos más urgentes.
Apenas hace una semanas, hubo un nuevo amago para desaparecerlo y aunque, al parecer, por el momento este fondo permanecerá, o al menos eso le dijeron a los gobernadores, la verdad es que no se ve claro cómo bajarán los recursos.
Por parte del gobierno federal hay demasiada incertidumbre y palabrería.
Recursos hay, pero para el Tren Maya.
