Cuando Carlos Joaquín se prepara para entrar a la recta final de su gobierno, decidió finalmente relevar a su vocera Haidé Serrano Soto, quien lo ha acompañado en posiciones de comunicación social desde que era Alcalde de Solidaridad en 2005.

Haidé Serrano ha sido una de sus colaboradoras más cercanas, o por lo menos de las que más tiempo han permanecido en sus filas.

Haidé Serrano fue funcional durante muchos años, pero no fue la que mejores resultados le dio ni la más preparada para el nuevo cargo en la Vocería del gobierno de Quintana Roo que, a partir del 2016, con el triunfo sobre el priismo de Roberto Borge, demandaba otro perfil para transmitir la moraleja del cambio que todos esperaban tras el masivo voto de castigo de los quintanarroenses contra el pasado de excesos y corrupción.

Al contrario, desde un principio, hubo errores y fallos de comunicación que ayudaron a desdibujar la popularidad con la que Carlos Joaquín llegó al gobierno de Quintana Roo. Pero todo le fue perdonado.

Todos los planes de transformación se quedaron en eso. La Vocería fue más de lo mismo.

Lo pensó demasiado el Gobernador.

Cambiar a Haidé ya no arregla mucho cuando faltan poco más de dos años para que Carlos Joaquín entregue el cargo.

Pero ahora lo que sigue es pensar en el futuro y acomodar las piezas para lo que sigue. Lo de menos es saber dónde colocará a Haidé Serrano, lo que hay que definir es si es la jugada correcta.

En 2021, Carlos Joaquín enfrentará una de sus elecciones más difíciles que definirán en buena medida lo que ocurrirá en 2022, cuando se vote un nuevo Gobernador.

Y ahí Carlos Joaquín requerirá de sus leales, aunque no sean los más funcionales.

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