CANCÚN, MX.- El desplome en la afluencia turística y el prolongado cierre de empresas, algunas de las cuales ya no abrieron, a causa de la pandemia del Covid-19, arrojó a muchos hombres y mujeres prácticamente a las calles de este destino turístico, en busca de un ingreso que les permita sobrevivir.

El caso de Javier García López es un dramático ejemplo de lo ocurrido, fiel reflejo de lo que sucede en todo el país por la pérdida de miles de empleos.

Javier, de 32 años y oriundo de Tabasco, llegó hace cinco años a Cancún con su esposa y su pequeño hijo, Jesús Alfonso, quien entonces era un bebé. Buscaba, como muchos otros hombres y mujeres de la región, una oportunidad laboral que les permitiera salir adelante.

Sin trabajo y sin dinero

A principios de año trabajaba en una empresa arrendadora de autos, donde se hacía cargo de lavarlos. Al desatarse la contingencia sanitaria quedó desempleado por el cierre de la agencia y sin ningún tipo de apoyo, pero no se dio por vencido y hoy sale a las calles de esta ciudad a vender palanquetas, unos dulces hechos con azúcar y cacahuate, con el consiguiente riesgo de que se contagien él y el pequeño Jesús Alfonso, quien lo acompaña porque no tiene con quién dejarlo, debido a que su esposa los abandonó.

Entrevistado durante un breve descanso en transitado crucero de la avenida Kabah y Nichupté, relata que tiene que sortear todo tipo de vehículos para ofrecer a los conductores la golosina, que adquiere en 35 pesos el paquete para ganar 65. Con frecuencia, debe cargar al pequeño mientras camina entre autos, autobuses y camiones, porque se duerme y no le gusta dejarlo a la sombra de un árbol porque se asusta si despierta y no ve a su padre.

A pesar de la pobreza, Javier lleva a su hijo bien vestido y, sobre todo, limpio y subraya que no se hace acompañar por el pequeño para causar lástima y vender más, sino porque vive solo en esta ciudad, en un cuarto que renta en mil 500 pesos al mes.

Mantiene la fe y esperanza

“El gobierno dice ‘quédense en casa’ (por la pandemia), pero no ve la situación de muchos, que perdimos nuestro empleo y tenemos que salir a la calle”, comenta Javier, quien no pierde la esperanzas y la fe en que la situación mejorará y podrá “recobrar la chamba para sacar adelante a mi hijo”.

En otra parte de la plática señala que anteriormente viajaba a Playa del Carmen a vender sus dulces, pero recibió malos tratos de la policía, acabó sin mercancía, dinero y detenido, además de que su hijo fue llevado por el DIF municipal.

“Las autoridades nos juzgan, sin saber nada sobre la situación que enfrentamos”, enfatiza.

“¿Qué delito cometí?, no traer un permiso, pero si uno acude con las autoridades, lo niegan”.

Según dice, en Cancún el trato ha sido mejor, hay gente que le ofrece ayuda, comida, incluso le regalaron una carriola para que no tenga que cargar al niño, “pero es inquieto, no se queda y tampoco lo puedo dejar solo, parado en una esquina, pues en un descuido lo atropellan”.

Sin poder ocultar signos de cansancio, asegura que no ve como una carga tener que estar todo tiempo con su hijo, pues eso los hace más unidos, al pasar muchas cosas juntos. El pequeño Jesús lo corrobora, afirma que para él su papá es algo así como un héroe, que no requiere capa y superpoderes. (Infoqroo)

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