HOLBOX, MX.- Luego de permanecer cerrada al turismo durante cuatro meses, la isla Holbox, en el municipio de Lázaro Cárdenas, recupera paulatinamente su ritmo con una “nueva normalidad” por lo que ya opera la mitad de sus establecimientos hoteleros al 30 por ciento de su capacidad.
El tiempo que permaneció cerrada la isla dio un respiro a la naturaleza, cuya belleza ha dado fama a esta isla de sólo dos metros sobre el nivel del mar. Muchos visitantes llegan en estas fechas atraídos por uno de los principales atractivos: la temporada de avistamiento del tiburón ballena, que se da durante julio y agosto.
Hoy para visitar el santuario del pez más grande del mundo y nadar a su lado se deben abordar lanchas cuya capacidad máxima es de seis personas, a diferencia de años anteriores, en los que llegaban hasta 12 en una misma embarcación.
En esta etapa los habitantes y prestadores de servicios recuperaron la imagen del “viejo Holbox”, que pocos tenían el privilegio de disfrutar y convivir con la naturaleza en este santuario.
Al ser una isla con un solo acceso por el mar, mediante su ferry, el control y seguridad de quien llega es cuidado celosamente para tranquilidad de visitantes y pobladores. En el puerto se tienen un túnel de desinfección y se aplican estrictos protocolos de limpieza a la entrada y salida de la isla.
Las playas de Holbox están protegidas por frondosos bosques de mangle que dan refugio a exóticos viajeros, como flamencos, garzas y tortugas marinas.
Entre los establecimientos que ya abrieron está el exclusivo hotel eco-boutique Las Nubes, que ofrece un espacio de relajación, con un plan integral exclusivo de higiene y limpieza a fondo, todo con respeto al ambiente. En las playas que lo rodean es factible contemplar y disfrutar de la naturaleza.
Sus dos albercas, una con una vista panorámica al mar y la segunda climatizada y con servicio de bar, son ideales para dejar ir preocupaciones y recobrar energías. El hotel además cuenta con una su renombrado espacio de sanción “Orquídea Spa”, ideal para dejar atrás el estrés y disfrutar de sus tinas aromatizadas y tratamientos de inspiración maya.
Las suites se han distinguido por una decoración suave y despreocupada que intenta no quitar protagonismo a sus hermosas vistas. Todas las habitaciones tienen detalles que buscan un rincón de descanso, hamacas, balcones, terrazas, tumbonas y en algunos casos jacuzzi, todas con vistas privilegiadas que incitan al descanso.
Su club de playa, a un costado del hotel, está apartado del bullicio de las playas públicas, carritos de golf y ruido del centro, protegido por una duna de arena que pareciera apenas asomarse a la superficie. (Infoqroo)