CIUDAD DE MÉXICO, MX.- En los últimos segundos que tuvo de libertad, “El Marro” intentó huir por la parte trasera de la finca donde se ocultaba en Juventino Rosas. Cuando lo interceptaron, justo antes de que pudiera escapar, lucía agitado y con los ojos desorbitados, publicó infobae.com.

“Todo tiene un principio y un fin. El mío ya llegó”, les dijo a los agentes de investigación de Guanajuato y soldados del ejército que lo detuvieron.

Desde hace tres meses, las autoridades estatales y federales ya seguían los pasos del líder del Cártel de Santa Rosa de Lima. Lo hicieron vía aérea, con drones israelíes que solo pueden utilizarse bajo el amparo del Departamento de Estado de EU, ya que son considerados de uso exclusivo de la Marina estadounidense.

Sin embargo, incrementaron la vigilancia después de la liberación de su madre el pasado 29 de junio porque sabían, que de alguna manera, José Antonio Yépez Ortiz buscaría comunicarse con ella.

En las últimas tres semanas detectaron que Yépez Ortiz se había refugiado en Franco Tavera, un pequeño poblado de Juventino Rosas, en una finca vieja pero de grandes dimensiones. Una casa sin los mínimos cuidados y alejada de los lujos que solían gustarle; al pie de la carretera, con un barandal negro que reforzaron con malla ciclónica para que nadie pasara entre los amplios barrotes; con una entrada de terracería con altos árboles y palmeras descuidadas a los costados; y con un portón viejo al fondo donde se rodeaba de gallos y caballos.

Ahí vivía con su nuevo jefe de seguridad, Saulo Sergio, alias “El Cebollo” y con al menos cuatro sicarios que resguardaban los accesos. Su arsenal estaba compuesto por lanzagranadas, armas largas y cortas, y una camioneta con blindaje casero.

La captura de su madre y la intención de vengarse del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), hicieron creer al “Marro” que estaba en un lugar seguro: una finca al lado de una telesecundaria rural donde los únicos sonidos eran de gallos y caballos, y sin movimiento alguno en el día.

Además de la captura, se rescató a una empresaria originaria de Apaseo el Grande que se encontraba secuestrada.

“[El Marro] será trasladado a la prisión del Altiplano para ponerlo a disposición del juez federal que dictó orden de aprehensión por delincuencia organizada y robo de combustibles”, explicó el secretario de Seguridad del Gobierno Federal, Alfonso Durazo.

Esta aprehensión fue el golpe definitivo del operativo “Golpe de Timón”, que desde hace más de un año se implementó derivado de la violencia generada por el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y el CSRL en su disputa por Guanajuato.

“El Marro” logró escapar de Santa Rosa de Lima y eludir el operativo en marzo de 2019, cuando participaron en su búsqueda más de mil elementos de la Marina, Gendarmería, Fuerzas del Estado, agentes de investigación criminal de la Fiscalía Estatal y grupos tácticos.

Pero no sólo eso, también eludió posteriores intentos de captura en octubre y noviembre de 2019, y enero y marzo de 2020. Sin embargo, a la fecha han sido detenidos cientos de integrantes del cártel, más de 20 inmuebles y casi 100 vehículos han sido decomisados, y alrededor de 330 cuentas fueron bloqueadas por la Unidad de Inteligencia Financiera de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.

El Marro era uno de los objetivos principales del Gobierno. A finales de junio, un operativo de autoridades estatales y federales en Guanajuato acabó con casi 30 detenidos, entre ellos la madre del presunto líder de la red criminal. Como en otras ocasiones, el cartel de Santa Rosa de Lima respondió generando caos, esta vez en Celaya. Quemaron vehículos y bloquearon avenidas para evitar la acción de las fuerzas de seguridad.

Horas después, El Marro subió dos vídeos a redes sociales donde aparecía llorando y amenazando a sus rivales. (Fuente: infobae.com)

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