CANCÚN, MX.- Localizada en las entrañas de una de las barrancas más profundas de la Sierra Madre Occidental, está Batopilas, Pueblo Mágico, de miradores espectaculares y fastuoso pasado minero, que dio origen a casonas y haciendas de exquisito gusto.
Actualmente tiene poco más de mil habitantes, cuando en su época de mayor esplendor fue un lugar de grandes riquezas surgidas de sus minas; incluso, llegó a tener hasta 10 mil habitantes y fue la segunda población en el país en contar con energía eléctrica, después de la Ciudad de México.
Visitar Batopilas, que en lengua rarámuri significa río encajonado, es volver al menos un siglo en el tiempo. Es ideal para el turista que le encanta estar en contacto con la naturaleza o explorar al estar sumergido en el corazón de las Barrancas de Cobre.
Para llegar se toma el ferrocarril Chepe en Chihuahua y se hace escala en Creel, a partir de ahí, se viaja por tres horas en una de las carreteras más espectaculares, no sólo de México, sino del mundo.
Desde 1704 se sabe de Batopilas por el explorador español José de la Cruz, quien encontró en el lugar ricos yacimientos mineros.
Este pueblo surge luego del descubrimiento de los yacimientos de plata en 1708 y actualmente, como recuerdo de esa riqueza, se conservan diversos edificios de gran valor arquitectónico, como casonas y haciendas que datan de los siglos XVIII y XIX.
Al recorrer las calles de la población, el visitante podrá admirar casonas de la época porfiriana, como la Casa Barffuson o Casa Bigleer, la Residencia del Marqués Bustamante, y visitar la iglesia de la Virgen del Carmen, construida en el siglo XVII, la Misión de Santo Ángel Custodio de Satevó o el museo comunitario Entrañas de Plata.
Para aquellos que buscan la aventura, la recomendación es explorar los ríos y arroyos, la mina de la Bufa y la barranca de Batopilas.
De su gastronomía, está el caldo de papa con queso, chile con queso y los dulces de nuez. Para beber el sotol, lechuguilla y el tesgüino, bebida sagrada para los rarámuris. (Infoqroo)