Aunque Morena pareciera tener aún la ‘fuerza moral’ del Presidente Obrador —cada vez más cuestionada, pero aún importante según las encuestas— para reivindicar triunfos logrados en 2018, la verdad es que al menos en Quintana Roo eso no necesariamente es al día de hoy una garantía de triunfo.
En Quintana Roo los grupos de interés al interior de Morena y el desaseado y opaco proceso de designación de candidatos ya crearon las condiciones que podrían devenir en una derrota en las próximas elecciones de junio, al menos en dos de los tres principales bastiones en disputa: Benito Juárez (Cancún), Solidaridad (Playa del Carmen) y Othón P. Blanco (Chetumal).
Los tres principales municipios de Quintana Roo fueron ganados por Morena por primera vez en 2018 de la mano del triunfo histórico de Andrés Manuel López Obrador sin necesariamente tener allí a los mejores candidatos.
Ya es lugar común decir que si Andrés Manuel hubiera puesto como candidatos a puras vacas, las vacas ganaban. Y más o menos así pasó, con perdón de las vacas.
Pero después de poco más de dos años, las cosas ya no son tan simples.
Los tres gobiernos morenistas en Cancún, Playa del Carmen y Chetumal han quedado a deber, al oscilar entre la corrupción, la incompetencia y frivolidad, ineficaces todos para enfrentar la inseguridad y dar confianza a sus gobernadores.
Además, en los dos primeros municipios se impuso a las actuales alcaldesas como candidatas en busca de su reelección sin importar sus resultados y los cuestionamientos tanto dentro como fuera de Morena.
Y eso sin contar con que la selección de candidatos a diputaciones federales también ya comprometió el anunciado ‘carro completo’ que los morenitas piensan que pueden obtener en Quintana Roo, como lo ejemplifica el caso de la postulación de la cancunense Anahí González Hernández en el Distrito 02, que es el sur de Quintana Roo, donde ni la conocen y sólo la ven como un un error, una imposición del grupo de Rafa Marín y Mara Lezama.
Ya desde ahora, muchos dentro y fuera del partido de AMLO dan por descontado que ese distrito se perderá para Morena por la soberbia de los mandamases que siguen creyendo que la marca lo es todo y que el pueblo aguanta todo.
Es así que las designaciones de candidatos no han dejado a nadie contento y, al interior del partido oficial, eso ha devenido en impugnaciones y una fuerte corriente de rechazo a sus candidato que sigue dividiendo y polarizando a los propios morenistas como se ha visto en las últimas semanas.
Pero las campañas apenas están empezando y serán dos largos meses de desgaste para todos los candidatos de todos los partidos y ahí se verá de qué están hechos unos y otros y no descarte que pueda haber sorpresas.