Mujer chilena denuncia violación de derechos humanos del INM, al negarle la entrada a Yucatán

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Por Itzel Chan

MÉRIDA, MX.- Lo que Valeria Jhoana Torres Gatica, de origen chileno, planeó como un viaje de turismo y placer para conocer México, especialmente Yucatán, se convirtió en un hecho traumático y de violación a sus derechos humanos, pues personal del Instituto Nacional de Migración (INM) le prohibió la entrada argumentando que no contaba con la carta de invitación, por falta de recursos para solventar su estancia en territorio mexicano y le acusaron de intentar viajar para ejercer la prostitución.

Valeria tiene 34 años y es geógrafa de profesión. En 2017 conoció a un amigo de origen yucateco con quien hizo lazos fuertes, pues él hizo una maestría en Chile y tuvieron la oportunidad de convivir de cerca.

Desde entonces, ella ha sentido la curiosidad de conocer México, pero sobre todo, por su profesión, ella disfruta conocer otros paisajes.

“Soy geógrafa, entonces me gusta conocer otros paisajes, otras culturas y siempre estoy en búsqueda de eso. Por Chile viajo sola y tuve la oportunidad de viajar sola a Argentina y Perú, entonces sentía que era mi oportunidad para conocer México, la cultura maya, conocer los cenotes. Así que desde febrero empezamos a organizar las fechas para hacer este viaje”, compartió.

Llegó a la terminal 2 del Aeropuerto Internacional de Cancún el 25 de agosto a las 10:20 de la mañana y al llegar al área de migración, le hicieron esperar unos segundos frente a la ventanilla y de manera inmediata recibió un mal trato.

“Nunca me sonrieron, nunca fueron amables. Me preguntaron el motivo de viaje y dije que era por turismo. Me preguntaron sobre mi reservación y dije que no tenía reservación, dije que me quedaría en casa de un amigo y su madre y que tengo la dirección en donde me quedaría”, explicó.

Proporcionó la dirección de donde se quedaría en Mérida y le preguntaron cuánto dinero traía en efectivo, pero ella dijo que llevaba consigo dinero únicamente en tarjetas de débito.

“Me preguntaron cuánto es el dinero y di la cantidad en pesos chilenos, me pidieron que hiciera el cálculo, me puse nerviosa porque no sabía cuánto era en pesos mexicanos y dije que no tenía internet, pedí que me dieran acceso o que me ayudaran, pero la chica me respondió que eso no lo iba a hacer ella, que eso lo debía hacer yo”, relató.

Cuando pudo hacer el cálculo, se dio cuenta que se trataba de una cantidad que ascendía a más de 35 mil pesos mexicanos.

A Valeria le pidieron información detallada sobre la relación de amistad que tiene con el joven yucateco y fue posteriormente que le dijeron que no le podían permitir el acceso a México porque no contaba con una carta de invitación.

“Desde febrero estoy organizando este viaje y llamé como cinco veces a la Embajada de México en Chile y en ningún momento me dijeron que había una carta”, describió.

Al exponer esto como argumento, le pidieron que les mostrara las conversaciones de WhatsApp con el amigo que le esperaba y desde ese momento le quitaron el teléfono.

“Me dicen: no tienes permitido el acceso a México, síguenos, yo preguntaba ¿pero a dónde vamos? Yo tuve miedo porque en Chile percibimos los niveles de corrupción en los distintos niveles de policía en México. Tenía miedo porque tenían mis documentos y mi teléfono y les dije que no me iba a mover porque mis familiares necesitaban saber que había llegado y mi amigo tampoco sabía nada”, dijo.

Le indicaron que le harían una segunda entrevista, pero ni siquiera le daban las razones exactas por las cuales estaba siendo sometida a este procedimiento.

“Me llevaron a una habitación chiquitita, había como seis personas adentro, yo les pedía saber qué estaba pasando. Cuando me entrevistaron otra vez me preguntaron cuánto dinero traía y repetí los montos y me dijeron que era muy poca plata, porque al menos se necesitan 100 dólares diarios para estar en México. Dijeron: es poco el dinero que traes, no se justifica como turista. Me pidieron la carta de invitación, expliqué que mi amigo estaba afuera esperándome y les pedía que me dejaran mostrar los boletos de vuelta, que los tenía en mi teléfono”, contó.

En los procesos de entrevistas, insistían en que Valeria confirmara que tenía una relación con su amigo y al finalizar le dijeron que no cumplía con el perfil de turista para poder ingresar.

Bajo documentos firmados, mismos que no presentaban rasgos de formalidad en un proceso, pues no eran documentos membretados ni con señas de ser institucionales, ella pudo conseguir que le dieran prestado su teléfono y así fue como pudo comunicarse con su familia.

En lo que se resolvía el proceso del cual nunca tuvo precisión ella permaneció en un cuarto pequeño en donde alcanzó a contar al menos como a 50 personas de diversas nacionalidades.

“El piso era un gran basurero, el baño estaba muy sucio, había colchonetas en las esquinas con manchas que pudieran ser de orina. En los baños había mensajitos que decían: aquí violan, aquí abusan y entre las mismas personas que estaban recomendaban no ir a solas al baño”, narró.

Durante su estancia, ella identificó diversas violaciones a sus derechos humanos, tales como privación de la información y por ejemplo, en ni un momento, personal del INM se identificó como tal y no tuvo notificación oficial sobre su rechazo para la entrada a México.

“Algunos oficiales del INM me señalaron que el argumento era por falta de la carta de invitación, otros que por falta de recursos y, finalmente, algunos me acusaron directamente de intentar viajar para ejercer la prostitución. Me fueron retiradas todas mis partencias personales, entre las que se encontraban documentos, teléfono celular, artículos de higiene personal y medicamentos. Recibí amenazas que insinuaban poner en riesgo mi integridad al solicitar información al personal del INM. Cito textual: Vamos a llamar a la policía y ellos o te pueden llevar al cuartel o a algún otro lado y hacerte algo, tú sabrás. Solo se me permitió hacer una llamada, siendo que técnicamente no me encontraba detenida. Cuando por fin las personas con las que me hospedaría en Mérida, lograron comunicarse telefónicamente a la oficina de la terminal 2 del aeropuerto de Cancún para validar la información proporcionada, se les respondió de forma grosera con negativas a recibirla”, destacó.

Además, estuvo en un espacio de confinamiento y que resultaba en extremo insalubre y no cumplía con los mínimos protocolos sanitarios establecidos como normas de prevención ante la pandemia por coronavirus (COVID-19) y en ningún momento se le entregó ningún documento que acreditara su situación.

Finalmente, Valeria abandonó México alrededor de las 18:00 horas del mismo 25 de agosto de 2021 en el vuelo CM 327 y en todo este periodo no recibió alimento alguno ni agua.

La joven hizo llegar una carta sobre los hechos a la Embajada de México en Chile y hasta el momento no ha recibido una respuesta favorable.

“El viaje que iba a ser el más lindo de mi vida, terminó siendo un verdadero trauma”, comentó, ya que se ha visto afectada de manera física y emocionalmente, producto de las vejaciones y amenazas de las que fue objeto.

Durante su estancia, coincidió con personas que de viva voz le dijeron que ya habían acordado con personal de migración de entregar al día siguiente 600 dólares en los baños del aeropuerto, para que se les permitiera su ingreso a México. (Noticaribe)

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