Por Itzel Chan

MÉRIDA, MX.- Elizabeth cumplió 18 años hace un mes y está en espera de su primer bebé, ya sabe que es niño y va bien de salud, eso le tiene contenta, pero al mismo tiempo reconoce que será un reto enorme ser madre a temprana edad. Ella forma parte de las estadísticas que han colocado a México como el país en el primer lugar embarazos en mujeres de 15 a 19 años dentro de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).

Eli, como le dicen sus amigas y amigos, terminó de estudiar la preparatoria en este 2021 y los últimos meses fueron complicados pues ya estaba embarazada y el desarrollo de su bebé le implicaba también desgaste físico y de energía.

Se enteró que estaba embarazada con 17 años cumplidos, lo cual la llevó a ocultar su embarazo en los primeros meses, pues no sabía cómo decirle a su mamá y papá el proceso que estaba atravesando.

“Sí me daba miedo porque pues sabía que se iban a enojar mucho. Mi mamá siempre me decía que yo sólo me concentrara en la escuela y pues sabía que se iba a decepcionar si le decía que estaba embarazada”, comentó.

Felicia, madre de Elizabeth, es trabajadora doméstica en una comisaría de Mérida y sale todos los días a trabajar, mientras que su hija y su hijo se quedaban en casa tras las clases, antes de la pandemia por coronavirus (COVID-19) presenciales y ahora en línea.

Sale siempre a las 8:00 de la mañana de su casa y regresa alrededor de las 6:00 de la tarde.

Para ella, la noticia de que su hija esté a punto de ser madre no es fácil, pues sabe lo que implica y mucho más a su edad y sin un sustento económico fijo.

“Sí me ha costado mucho aceptar la situación porque nos preguntamos qué nos faltó para que ella no saliera embarazada. Ahora pues nos tenemos que organizar para ayudarle un poco y ver en dónde van a vivir cuando nazca el bebé”, externó.

Felicia y su esposo son de religión cristiana, entonces el hecho de que su hija esté embarazada es difícil de comprender, aunque en este momento lo que más les cuesta es asimilar los cambios económicos que un bebé traerá.

“Ya dijimos que sí la vamos a apoyar, pero es difícil porque pues no sé si yo debo trabajar más o también, si dejo de trabajar para ayudarla a cuidar al bebé ahora que se va a aliviar”, comentó la mamá.

Por su parte, Elizabeth se ha concentrado en este último periodo de su embarazo a evitar estresarse y procurar una sana alimentación para que ella y su bebé estén bien.

En su caso, el papá del bebé, Mario, es un joven de la misma edad, también recién terminó la preparatoria y desde hace tres meses trabaja como auxiliar en un taller de carpintería, por lo que su ganancia en este momento ha sido para aportar a la alimentación de Eli y su hijo en camino.

Los dos jóvenes sí quieren seguir estudiando, pero saben que será un poco después de que nazca su bebé.

“Yo quiero ser maestra, mi mamá ya me dijo que me ayudarán a que estudie y pues sí lo quiero hacer. Ya había iniciado mis trámites para la universidad y me embaracé, entonces ahora voy a esperar”, comentó la joven.

Durante sus visitas a la clínica del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Mérida, la joven ha identificado que desafortunadamente no es la mujer embarazada de menor edad.

“Cuando voy a mis citas, veo que hay unas chavas como de 13 y 15 años más o menos, se les ve en sus caritas que son más chicas que yo y sí me ha tocado escuchar que tienen más miedo que yo al tener a sus bebés”, añadió.

En su caso, se tiene afortunada por tener el acompañamiento de su familia, pero sabe que el ser mamá es una decisión que debió tomar más adelante.

“Lo que a nosotros nos pasó fue un accidente porque pues sí intentábamos cuidarnos porque sí sabemos cómo, pero nos equivocamos y pues ya ni modo”, indicó.

Por su mente nunca pasó abortar, primero por la religión que profesa y después porque sintió mucho miedo al realizar el proceso, ya que no tiene conocimiento de cómo se procede y tampoco sobre a qué sitio acudir en Yucatán.

Elizabeth ya está a días de ser mamá y a sus 18 años tendrá a su primer bebé, planea seguir con sus estudios y se ha propuesto usar algún método anticonceptivo para no embarazarse pronto.

De acuerdo con el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), el embarazo adolescente, además de los riesgos físicos que conlleva, reduce oportunidades educativas en las mujeres, lo que a su vez genera condiciones precarias de empleo y salarios, las expone a sufrir violencia por parte de sus parejas y a ser vulnerables a una mayor dependencia en general.

Es por ello que desde 2003, el 26 de septiembre se conmemora el Día mundial para la prevención del embarazo no planificado en adolescentes.

El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) registró que la alta tasa de embarazo adolescente coloca a México en primer lugar en ocurrencia de embarazos en mujeres de 15 a 19 años dentro de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que en 2019 registraron una tasa promedio de 13.7 nacimientos por cada mil mujeres de 15 a 19 años.

El Inegi también ha identificado que en relación con el uso de algún método anticonceptivo en quienes son sexualmente activas, se tiene que 60% de las adolescentes de 15 a 19 años emplean algún método, porcentaje que es mayor en aquellas que asisten a la escuela (72%) que en aquellas que no asisten (56%). (Noticaribe)

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