Por Itzel Chan
MÉRIDA, MX.- Debido a que habitantes de comunidades mayas en la mayoría de los casos no cuentan con acceso a los servicios médicos de instituciones públicas, en ocasiones tienen que recurrir al pago de hospitales particulares cuando presentan alguna urgencia y de esta manera, Claudia Garduño García, diseñadora industrial e investigadora, indicó que las emergencias médicas son una trampa de pobreza de las personas que habitan en zonas marginadas.
En la presentación del proyecto ‘Guardianes sanos, selva viva’, Claudia explicó que trabajan en la comunidad 20 de Noviembre de Calakmul, Campeche y precisamente lo que buscan es crear un fondo comunitario para la salud de quienes ahí habitan.
“Observamos que desde hace nueve años, las emergencias médicas son una verdadera trampa de pobreza. Durante todos estos años nos encontramos con historias de que alguien está enfermo, no pudo tener acceso al sistema público porque está mal, está mal equipado o está saturado y eso los orilla a atenderse en hospitales privados y es algo muy costoso”, mencionó.
Como ejemplo, dijo que hay quienes para saldar su deuda tienen que vender parte de sus tierras.
“A veces hay sumas que alcanzan los 17 mil pesos o 35 mil pesos, es decir, las deudas son mucho más de lo que ellas y ellos adquieren en un año y decir que lo pagarían con sus propios ahorros implicaría que tardaran entre 10 y 15 años en saldar la deuda. Lo que normalmente ocurre es que terminan vendiendo algún pedazo de su selva y es preocupante porque ’20 de Noviembre’ es uno de los ejidos mejor preservados de la región”, expuso.
En este sentido, compartió que es sabido que en los últimos años, se han vendido mil 500 hectáreas de esta zona para saldar deudas médicas.
“Lo que es cierto y es obvio, es que si las selvas están vivas, las personas estamos sanas, pero ahora, de lo que no nos damos cuenta es que la otra parte también funciona, es decir, si los guardianes de la selva están sanos entonces la selva se mantiene viva”, añadió.
En el caso de la Reserva de la Biosfera de Calakmul, es una zona importante de producción de oxígeno a nivel mundial, por lo que Garduño García indica que la salud de sus habitantes y de quienes logran preservar la zona es un tema que atañe a todas y todos.
Para ello, en el proyecto llamado ‘Guardianes sanos, selva viva’, buscan crear un fondo que sea destinado para atender las urgencias médicas de las personas que habitan en 20 de Noviembre, comunidad de origen 100% maya.
La comunidad está ubicada en la zona de amortiguamiento de la Reserva de la Biósfera de Calakmul, considerada como el pulmón más grande de México y el segundo de América.
Quienes ahí habitan, han cuidado de 28 mil 600 hectáreas de selva por más de 50 años.
Sus habitantes se dedican a la agricultura, las artesanías, la silvicultura sostenible y, hasta antes de la pandemia, el ecoturismo.
En el caso de las personas que enferman tienen que trasladarse a algún hospital particular de Chetumal, pues la clínica de Xpujil no tiene especialistas ni el equipo necesario y los hospitales públicos no tienen cupo.
“En ese momento, yo lo siento así, nos desprendemos de un pedazo de nosotros mismos, porque nosotros amamos nuestras tierras, cuidamos nuestras tierras, nuestra selva, nuestros árboles, nuestros animales; es una tristeza que lleguemos a esto, pero es la realidad que vivimos en 20 de Noviembre”, indicó Ofelia Cahuich Dzib Ofe
Actualmente, los habitantes son apoyados por Action LAB México (ALM), una red interdisciplinaria conformada principalmente por Design Your Action, A.C. y por estudiantes, docentes y exalumnos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la Universidad Modelo de Mérida y Aalto University, de Finlandia.
Entre 2017 y 2020, una investigación liderada por la economista Carolina Kansikas recabó información en la que fue posible indicar que las familias de la comunidad pueden aportar al menos 50 pesos mensuales para un fondo comunitario para la salud.
Sin embargo, para iniciar, buscan donaciones y así lograr juntar 250 mil pesos y una vez reunido este monto, entonces abonar los 50 pesos de cada familia, de modo que el fondo sea sostenible y autogestivo. (Noticaribe)