No había pasado mucho tiempo que, por acuerdo del cabildo municipal, a el Centro Cultural de Ixil, Yucatán, se le puso el nombre de uno de sus hijos distinguidos: el fotógrafo Pedro Tec Chim, cuando, ahora, se supo que la biblioteca comunitaria de la comisaría de Tzucmuc, en Chankom, llevará el nombre del poeta maya Feliciano Sánchez Chan.

Estos acontecimientos, aparentemente sin importancia, poseen dos virtudes para el pueblo maya: en el primer caso, se trata de un recinto oficial: la “casa de la cultura municipal”, lo cual equivale al aval oficial para venerar a un artista maya de Ixil, que le ha dado brillo internacionalmente con sus exposiciones de fotografía.

En el segundo ejemplo, se trata de un espacio cultural comunitario, concebido, sostenido y disfrutado por el pueblo de la comisaría de Tzucmuc, con la ayuda de Casa Colibrí, en Valladolid, y apoyado por el profesor Antonio Chuk, de la escuela comunitaria Gabriel Ramos Milán, quien en todo momento cooperó para crear este espacio de lectura de disfrute. Estoy seguro que de allí van a salir buenas personas.

Lo más importante, crear una biblioteca comunitaria, consiguió un logro mayor: movilizar a la hache sociedad de la comisaría de Tzucmuc, célula de la sociedad civil, para resolver el “compromiso”: padres y madres de familia se encargaron de anunciarlo; convocar a la donación de libros, revistas y comics; conseguir un mueble para exponer los textos; recibir las donaciones; organizar los libros por temas; atender y orientar a los interesados; invitar a nuevos lectores…

Esto me trae a la mente la pequeña biblioteca heredada -con libros infantiles de preescolar, comprados o conseguidos por mí- a la comisaría de Cuca, en Tixpehual, Yucatán, donde mi hija soñó con ser maestra y, por medio del Consejo Nacional de Fomento Educativo (CONAFE), inició en los primeros pasitos de la educación preescolar a dzirises (niños) de allí durante un año.

Pero, creo, lo más trascendente es haber comenzado con las iniciativas comunitarias o civiles de proponer el honramiento honorífico de nuestros propios héroes y personajes distinguidos de la Nación Maya. Sobre todo, cuando se empieza a aceptar como los primeros a “Moch Couóh”, “Jacinto Kan Ek”, “Cecilio Chi”, “Jacinto Pat”, “Manuel Antonio Ay”, “Felipa Poot Tzuc” o “Rogerio Chalé”, resulta un logro haber nombrado un sitio cultural oficial; casa de cultura de Ixil, con el apelativo de un artista maya contemporáneo, como el fotógrafo internacional Pedro Tec Chim.

Y estoy seguro que por el “cimiento cultural” utilizado en la biblioteca comunitaria de Tzucmuc, cuya “mezcla” fue la ilusión, el esfuerzo y el sudor de la comunidad, va a durar un buen tiempo. Más, si se ocupan en hacerla crecer con otras donaciones públicas y particulares. Yo, por mi parte, les ofrezco, como siempre lo he hecho con otras bibliotecas públicas o comunitarias, un lote de libros infantiles. Favor de comunicarse a mi cel: 9971 456511 o mi correo: edgarrodriguezcime@yahoo.com.mx

Finalmente, los escritores del colectivo Felipa Poot Tzuc apoyan la propuesta del colectivo María Uicab, de Quintana Roo, de convocar a académicos a investigar la historia, escribir con letras de oro en el Congreso el nombre, y crear el premio monetario “María Uicab”, para las mujeres que se distingan por defender los derechos de su comunidad.

edgarrodriguezcime@yahoo.com.mx

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