Por Edgar Rodríguez Cimé
Hablando de poesía “de primera”, ¿qué diferencia existe entre la sensibilidad de la poetisa maya Briceida Cuevas Cob y la del vate en castellano Manuel Iris? ¡Ninguna! Si los lingüistas, especialistas en idiomas, no nos engañan y “todos los lenguajes poseen el mismo valor cultural”, la literatura maya contemporánea posee el mismo nivel que la escrita en español.
Si las letras en castellano llevan 500 años, y nuestros máximos literatos en español son: Ermilo Abreu Gómez (Canek) y Antonio Mediz Bolio (La tierra del faisán y el venado), en los últimos treinta años los descendientes del antiguo reino maya, volvieron a tomar ya no el cincel y la piedra, sino el papel y el lápiz para “volver a contar historias”.
Poesía, crónica, relato comunitario -verídico, al contrario del cuento occidental-, novela, son géneros en los cuales escriben los creadores nativos. En los últimos 30 años, la literatura yucateca, en español y en maya, comenzó a destacar a nivel nacional y “empiezan los coqueteos” con editoriales y universidades extranjeras de Estados Unidos o Europa.
Cabe aclarar: cuando digo “comenzó a destacar a nivel nacional y extranjero”, me refiero a reconocimientos literarios en otros países: invitaciones para leer obra en Paris o dar clases en universidades norteamericanas; publicaciones en otras naciones; premios internacionales: Briceida Cuevas Cob, Patricia Martínez Huchím (+), María Luisa Góngora, Sol Ceh Moo.
Solamente una “pequeña diferencia”: mientras “medio mundo” cultural sabe de las publicaciones en Estados Unidos, El Salvador y España, de Iris y Solís Rodríguez, Nadie -ni lectores, ni especialistas, ni investigadores- conoce del prestigio internacional de intelectuales mayas como Domingo Dzul Poot (+), Waldemar Noh Tzec (+), Armando Dzul Ek (+) o Javier Gómez Navarrete.
Debido a la discriminación racial, los escritores en español, con menos reconocimiento, poseen prestigio intelectual, mientras los literatos nativos, con mayor trayectoria internacional, no cuentan con prestigio como creadores de arte y, menos, como intelectuales, como sucede con los pensadores ideológicos y políticos, criollos y mestizos.
Un ejemplo: hace unas lunas, fue presentado en la ciudad de Campeche un libro de autoría maya donde mediaron como presentadoras dos conocidas “escritoras”: una meridana, que por cierto no es cualquiera sino la Directora de Literatura, de la Secretaría de Cultura de Yucatán, y la otra, casi nadie: la mejor poeta en maya del sureste de Méjico, Briceida Cuevas Cob, reconocida internacionalmente.
Como en Campeche la prensa escrita desconoce el renacimiento de la literatura maya, para la sección cultural del periódico Tribuna (los demás no cuentan con dicha sección), no existió tal presentación de libro, y, por lo tanto, de ese libro nadie supo, menos los ciudadanos mayas, como si todavía vivieran en la sociedad de castas, donde “los indios no cuentan”.
¿Y por qué nadie sabe de la enorme producción editorial y el renacimiento de la literatura maya en la península de Yucatán en los últimos 30 años? Porque el libro clave que habla de este enorme avance literario, con las trayectorias internacionales de los mejores escribas (Pensadores Mayas Contemporáneos), la Secretaría de Cultura, del Gobierno de Yucatán, se ha negado desde hace cinco años a cumplir su parte de una coedición propuesta por la editorial “Oblicua” de Barcelona, Cataluña, España.
Al gobierno de Yucatán: ¡¡¡Gracias por continuar la obra de Diego de Landa!!!
edgarrodriguezcime@yahoo.com.mx