CIUDAD DE MÉXICO, MX.- Las trabajadoras del hogar, una población que históricamente ha laborado en las peores condiciones, han sido además uno de los grupos del mercado laboral más afectados por la pandemia de Covid-19. No han podido recuperar el nivel de empleo que tenían antes de la emergencia sanitaria y en enero tuvieron un nuevo descenso, publicó El Economista.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), 2.1 millones de personas, en su gran mayoría mujeres, se dedicaron al trabajo doméstico remunerado en enero de este año. Esa cifra es 10.5% menor a la reportada antes de la llegada de la pandemia al país, lo que implica que 261 mil 125 trabajadoras de este sector siguen desempleadas.
Si lo que se observara es que hay menos personas laborando en el sector doméstico, pero hay más en otras ocupaciones, especialmente mujeres trabajando en otra actividad, quizá sería una buena noticia, señala Fátima Masse, directora de Sociedad Incluyente del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO).
“Pero no hay señales que nos indiquen que están brincando a otros sectores. Más bien esta tasa de desempleo es parte del deterioro que se observa en el mercado laboral en general”, considera la economista.
En su opinión, hay tres elementos que pudieran estar evitando el regreso de estas trabajadoras al mercado laboral. Uno de ellos es que la economía continúa deprimida con niveles elevados de inflación que no se tenían hace tiempo y las estimaciones del crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) cada vez van más a la baja, por lo que “es difícil para muchos hogares poder contratar los servicios de cuidado”.
El segundo elemento es que “el 95% de las trabajadoras del hogar están en la informalidad. Así que el comportamiento de esta ocupación es parecido al resto del sector informal, al llegar la pandemia fueron los primeros puestos que se dañaron”.
Finalmente, nueve de cada 10 personas empleadas del hogar son mujeres, y ellas están sujetas al trabajo de cuidados no remunerado en sus propias casas como cualquier otra mujer, señala. La incertidumbre de no saber si abrirán la escuela, si habrá que volver al confinamiento por una nueva ola, no les permite disponer de su tiempo para buscar empleo.
Esto ha ocasionado también que las mujeres de las familias que las contrataban realicen las tareas que les delegaban a las empleadas, reduciendo la oferta de trabajo. Fátima Masse destaca también que “la pandemia ha sido mucho peor para las personas con menor preparación, y en ese grupo se encuentran las trabajadoras y los trabajadores del hogar”.
El peor momento para el sector
A partir de abril de 2020, cuando el confinamiento se instaló casi de lleno para evitar los contagios de la Covid-19, comenzaron los despidos en todos los sectores. El peor momento para las trabajadoras del hogar en esta crisis fue en julio de ese año, cuando poco más de 1.6 millones siguieron laborando y unas 800 mil quedaron desempleadas.
El segundo nivel más bajo fue diciembre de 2020, cuando el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) reportó a través de la ENOE a sólo 1.8 millones de trabajadoras laborando.
El Sindicato Nacional de Trabajadores y Trabajadoras del Hogar (Sinactraho) ha denunciado que una gran cantidad de personas empleadoras realizaron despidos sin pagar liquidación, a lo cual están obligadas por la Ley Federal del Trabajo (LFT).
Otras, disfrazaron el despido con una estrategia también ilegal: enviándolas a casa a la espera de que fueran requeridas nuevamente algún día, pero sin ningún tipo de pago.
“La mayor parte de la sociedad no considera al trabajo del hogar como una ocupación ‘real’, sino como parte de las actividades ‘normales’ o ‘naturales’ de las mujeres. Por ello, éste es un sector particularmente invisible y estigmatizado”, señala el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred). (Fuente: El Economista)