Por Itzel Chan
MÉRIDA, MX.- Estudiantes de la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY) que han hecho uso del Protocolo para la Prevención, Atención y Sanción de Violencia de Género detallan que es inservible, ya que en realidad no hay una sanción ejemplar o actividades que verdaderamente propicien el cambio entre personas agresoras entre la comunidad estudiantil.
La estudiante que prefirió guardar anonimato por temor a represalias, indicó que ella ha hecho uso en diversas ocasiones de este mecanismo, pero considera que no es suficiente para que exista un cambio entre la misma comunidad estudiantil.
Ante esta circunstancia, tanto ella como otras estudiantes que han sido víctimas de diversas agresiones cometidas tanto por estudiantes como docentes, piden que todos los espacios de la institución, tanto de nivel preparatoria como de universidad sean libres de violencia y que las quejas de las y los estudiantes sean escuchadas.
“La primera vez que usé el protocolo fue porque un estudiante me acosaba y nos decía a varias que nos quería coger y que dejáramos de ser tan putas. Cuando tratamos de ir, la exdirectora nos hizo verlo a la cara mientras nos pedía un perdón forzado y sólo le dieron tres sesiones de terapia”, comentó la estudiante.
Describió también que tanto sus amigas como ella, caminaban por los pasillos con miedo y en muchas ocasiones lloraron por la impotencia de no saberse protegidas
“Él caminaba libre y sin repercusiones”, indicó.
Sin embargo, no fue la única vez que hizo uso del protocolo sino en tercer año de preparatoria también fue violentada y volvió a repetirse la historia de desprotección por parte de las autoridades de la institución.
“La segunda vez que usé el protocolo fue cuando un hombre de tercer grado me mandó mensajes, llamándome puta y pidiéndome fotos, mientras me decía cómo y dónde me iba a coger y que si me negaba me iba a ir mal”, agregó.
Sumadas a estas experiencias, también hubo una tercera ocasión, ya que el mismo hombre volvió a agredirlas y al denunciar, las autoridades escolares sólo dieron indicaciones de que la persona tomara terapia, pero con ello la situación no cambió.
“Las consecuencias las vivimos mis amigos y yo, vivimos amenazas, mientras que los directores piensan que estamos mintiendo”, señaló la joven.
Las estudiantes solicitan a la casa de estudios que mejoren los protocolos de atención a las víctimas de alguna agresión o cualquier tipo de violencia. (Noticaribe)