José María Morelos.- Luego de dos años de contingencia sanitaria, uno de los circos más conocidos en la zona maya de Quintana Roo, el organizado por la familia del señor Ramón Meza, ha vuelto a ver la normalidad como pocos después de la pandemia.
En entrevista, el señor de origen yucateco aseguró que para muchos de sus colegas la pandemia significó el cierre definitivo de sus circos, algo que casi le pasó al suyo, el cual duró más de dos años desmantelado y a punto de ser roído por la humedad.
De acuerdo con Ramón Meza, quien cuenta con 52 años de experiencia como cirquero, dicha situación sanitaria lo obligó a guardar las lonas y las tablas por un tiempo, para dedicarse a un sinnúmero de oficios, luego de quedarse “varado” dos años en Ticul, un municipio de Yucatán.
Fue en la cabecera de ese municipio, dijo, donde “lo agarró la pandemia” y donde recibió un gran apoyo por parte de los habitantes, quienes le facilitaron trabajar en varios empleos, la mayoría como parte de las cuadrillas de Servicios Públicos y Protección Civil de ese ayuntamiento.
“Me tocó barrer, me tocó hacer huecos con las abrazaderas del agua potable, me tocó chapear, me tocó hasta enterrar muertos, me tocó hasta sacar restos para meter otros, me tocó enterrar muertos por Covid, me tocó de todo”, recalcó.
Ramón Meza añadió que durante ese lapso muchas veces “lloró” al ver que mucho material de su circo se comenzaba a desgastar o simplemente se echaba a perder, sobre todo las tablas de las gradas, las cuales, en el primer año, se empezaron a humedecer o se pudrían.
Sin embargo, dijo, en los últimos meses esto ha ido cambiando sustancialmente, a tal grado que en la cabecera municipal de José María Morelos, donde se encuentran actualmente, han recibido una gran respuesta, como la que tenían antes de la pandemia.
“La pandemia sí nos afectó bastante, pero ahora la gente no ha dejado de divertirse, ha venido a las funciones, y se ha hecho un éxito impresionante que ni nosotros pensábamos que se iba a hacer”, subrayó. (AGENCIA SIM)