Ciudad de México.- Las organizaciones civiles El Poder del Consumidor y la Red por los Derechos de la Infancia en México (REDIM) realizaron un acto frente a la Secretaría de Educación Pública en donde mostraron de forma física una “montaña de basura” que, según ambas, resultó de una auditoría en un plantel de educación básica.

Ello, para conocer el consumo de productos ultraprocesados (PU) y residuos contaminantes durante un día de la jornada escolar.

En un comunicado, las organizaciones añadieron que, tras los hallazgos de este ejercicio, hicieron un llamado para advertir sobre el riesgo a la salud que conlleva el alto consumo de productos ultraprocesados y bebidas azucaradas en las escuelas, así como el impacto de estos productos en el medio ambiente.

La auditoría realizada por “El Poder del Consumidor” en julio de este año, arrojó como resultado de la recolección de basura plástica un total de mil 711 residuos contaminantes, de los cuáles, mil 238 correspondían a plásticos etiquetados provenientes de jugos y leches con azúcar, dulces, galletas, pastelillos y frituras, envolturas que se han convertido en el tipo de basura más común de cualquier entorno.

Al mismo tiempo, se realizó un análisis de los ingredientes y del contenido nutrimental de veinte productos (por ejemplo: Boing Fresa, Galletas Emperador Chocolate, Galletas Óreo, Ruffles, Sabritas flaming, Chetos Torciditos, Leche Santa Clara sabor fresa, Dan Up fresa) que se identificaron como los más consumidos en la escuela, encontrando que durante la jornada escolar:

Cada alumno consume en promedio 550 calorías a través de tres productos ultraprocesados (sin tomar en cuenta las calorías del desayuno y otras comidas del día).

La evidencia científica demuestra que el consumo de productos ultraprocesados se asocia a la inhibición de centros de saciedad, lo que induce a que el consumo de estos productos sea en exceso.

Además, estos productos se caracterizan por tener un alto contenido de calorías; al ingerir 100 calorías extra al día, se propicia una ganancia de cinco kilogramos al año.

Se consumen hasta 15 colorantes diferentes, como rojo N° 40, amarillo N° 5 y azul N° 2 que están asociados con cambios en el estado de ánimo, hiperactividad, y déficit de atención, lo que ha llevado a su retiro en varias naciones.

También se encontraron más de 60 aditivos diferentes como conservadores, texturizantes y edulcorantes calóricos y no calóricos, que se relacionan principalmente con el aumento de peso y obesidad visceral, problemas metabólicos como aumento de la glucosa en sangre, presión arterial, colesterol, triglicéridos, hígado graso, problemas gastrointestinales y debilitan el sistema inmune.

La coordinadora de la campaña Mi Escuela Saludable, Liliana Bahena, declaró: “Las escuelas son parte del problema de salud y del deterioro del medio ambiente, la basura que se genera al interior proviene, en su mayoría, de empaques de un solo uso de productos ultraprocesados, que tardan hasta 450 años en degradarse.

Además, uno de cada dos niños desarrollará diabetes, en parte, porque 35 por ciento de la ingesta de calorías diarias proviene de PU, que también tienen un impacto negativo en el desarrollo cognitivo y aprendizaje.

Esta situación indudablemente deja ver la incorrecta o nula aplicación de los lineamientos de alimentos permitidos y no permitidos.

Los PU también dañan los ecosistemas, representando así una amenaza para la salud del planeta y de la humanidad”.

Las organizaciones recordaron que la Secretaría de Educación Pública (SEP) y la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) firmaron en abril de 2021 un acuerdo para educar en la creación de escuelas limpias y sustentables, en donde buscan fomentar el uso mínimo de residuos plásticos y la práctica de una alimentación saludable en todos los niveles educativos.

Sin embargo, la auditoría realizada por “El Poder del Consumidor”, demuestra que esto aún no sucede.

Por su lado, la Directora Ejecutiva del Redim, Tania Ramírez, declaró que “el derecho a una alimentación sana que deben tener niños, niñas y adolescentes se relaciona también con su derecho a la salud, por lo que es importante promoverlo como parte del respeto a los derechos humanos que se les deben garantizar a la niñez y adolescencia.

Un medio ambiente sano, vinculado con el acceso a la comida sana, forman incluso parte de las inquietudes y preocupaciones que comparten niñas, niños y adolescentes en los distintos espacios de participación en los que interactúan, tanto en México como en la región, y que se reflejan asimismo en las propias campañas lanzadas por El Poder del Consumidor.

“Todos estos temas son parte de las reflexiones y preocupaciones que hoy tiene la niñez y adolescencia”, dijo.

El texto sostuvo que las escuelas tienen un papel invaluable en la sociedad, por tanto, deben sumarse a las acciones para crear entornos escolares seguros, saludables y sostenibles que den respuestas a las múltiples problemáticas de salud y deterioro del medio ambiente. (Infoqroo)

 

Comentarios en Facebook