Por Itzel Chan

MÉRIDA, MX.- La Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (Endireh) 2021, realizada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) ha colocado a Yucatán en el lugar número ocho en cuanto a la violencia que viven las mujeres día a día, quienes muy pocas veces saben a dónde acudir o qué hacer.

En la entidad, activistas denuncian a menudo el poco esfuerzo que se hace desde el rubro gubernamental para atender a quienes han vivido violencia en algún aspecto de su vida, sin embargo, en medio de todo hay algunos casos que han logrado hacer la diferencia y han acompañado a mujeres en ese camino para retomar sus vidas.

Tal es el trabajo que han hecho en Apis Sureste, Fundación para la Equidad A.C, en donde han logrado materializar el Modelo Especializado en Refugio y Centro Externo (Merece), el cual incluso buscan que sea replicado a nivel nacional e internacional.

Leticia Murúa, directora de Apis Sureste, recordó que a lo largo de 15 años han trabajado con historias de mujeres que les han permitido ver un antes y un después de la violencia y qué acciones han sido viables para que ellas puedan recuperar sus vidas y autonomía.

“El modelo mide cuáles son los cambios que se presentan en cuanto a los efectos de la violencia en la salud de las mujeres, ya sea física y emocionalmente. Entonces se mide una serie de indicadores de cómo una mujer tiene más capacidad de fortalecer su toma de decisiones”, detalló.

Apis Sureste abrió en 2004 el primer refugio de víctimas de violencia extrema en Yucatán y en 2008, un Centro de Atención Externa.

En el primer espacio se atiende por tres meses a mujeres que sufren violencia familiar o sexual y que a la vez solicitan atención psicológica y jurídica, ya que sus vidas y las de sus hijas e hijos corren peligro.

En el Centro de Atención Externa, las víctimas de violencia reciben servicios de atención psicológica y jurídica sin necesidad de quedarse en el refugio.

El trabajo que se hace desde esta asociación civil, fue seleccionado junto con otras tres asociaciones por Hispanics in Philanthropy (HIP) para sistematizar sus modelos de atención, lo cual les ha permitido medir y mejorar los resultados de su trabajo.

El documento que fue dado a conocer está integrado por siete apartados que buscan explicar el modelo de intervención desarrollado por la organización.

Por ejemplo, se describe el proceso que tienen cuando acompañan a una víctima y el seguimiento que se le da después.

Un método que les ha funcionado hasta el momento es dar un seguimiento a través de llamadas telefónicas y visitas presenciales a las mujeres, para saber en dónde viven y tener la garantía que están en un lugar seguro.

A la par, ponen a su alcance oportunidades laborales para que sean económicamente independientes y se disminuya la posibilidad de que regresen con sus exparejas agresoras.

Sobre todo, también trabajan desde el fortalecimiento de sus redes de apoyo para que ellas sepan a dónde acudir en caso de que lo necesiten. (Noticaribe)

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