PLAYA DEL CARMEN, MX.- La Fiscalía General del Estado (FGE) Quintana Roo, obtuvo una sentencia de 30 años de prisión en contra de Erath “J” por el delito de violación, hacia una joven de Solidaridad ocurrido en 2011. Es la primera sentencia que recibe este maestro de música, quien suma 11 denuncias, pero se cree que violó al menos a 40 mujeres.
A dos años de su captura, un juez emitió ayer una sentencia condenatoria de 30 años de prisión en contra de Erath “J”, derivado de la carpeta de juicio 52/2021.
En audiencia de individualización de sanciones y reparación del daño, las fiscales lograron también que el órgano jurisdiccional le impusiera como multa el pago de dos mil días y la reparación genérica a la víctima durante la ejecución de la sentencia.
Cabe destacar que la captura de Erath “J”, ocurrió en 2020, luego que, dentro del movimiento “Me Too”, varias jóvenes denunciaron en redes sociales haber sido violadas por este maestro de música. Después de compartir estos testimonios, 11 mujeres interpusieron sus denuncias, obteniendo una orden de aprehensión en su contra.
Al saber que este sujeto continuaba libre, en Cozumel, un grupo de mujeres pidió hablar con el fiscal Óscar Montés de Oca a exponerle el caso. Dos días después, este hombre estaba tras las rejas. La Fiscalía alegó que había estado prófugo, escondido en varios domicilios.
De acuerdo con las investigaciones, Erath “J”, aprovechaba su convivencia cotidiana con las víctimas, como maestro de música, para abusar sexualmente de ellas cuando eran menores de edad.
Además, en algunos casos grababa actos delictivos de la parte demandante, para posteriormente exigirles tener relaciones sexuales con él, a cambio de no difundir sus videos.
De acuerdo a las denunciantes, quienes recibieron apoyo de la entonces diputada federal Mildred Ávila Vera, quien las contactó con criminólogas en el Congreso de la Unión, el hoy sentenciado operaba de manera sistemática, sin pausa, seleccionando con premeditación a sus víctimas, las que continuaba hostigando y extorsionando para asegurar su silencio.
Fue esta intimidación la que permitió que por al menos 10 años continuara abusando de niñas. Hasta que ellas se atrevieron a hablar, ni siquiera sus familias sabían del abuso sufrido. (Agencia SIM)