CIUDAD DE MÉXICO, MX.- Las Fuerzas Armadas se han convertido en un aliado para el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, pero también comienzan a ser un actor “incómodo”. En esta administración, el Ejército y la Marina tienen asignadas 227 tareas que corresponden a civiles y presupuestos que rebasan los 74 mil millones de pesos para realizar funciones de seguridad pública, migración, construcción de obras, protección civil, control de puertos y aduanas, aviación, entre otras, publicó Expansión Política.
Sin embargo, también son las Fuerzas Armadas las que han causado que el titular del Ejecutivo federal enfrente diversos cuestionamientos. Los más recientes se dan por el caso Ayotzinapa y en específico por la presunta participación en la “desaparición” de seis de los 43 estudiantes y los señalamientos de espionaje a tres periodistas y un defensor de derechos humanos con el software “Pegasus”, el mismo que se usó durante la administración de Enrique Peña Nieto para los mismos fines.
Expertos consultados por Expansión Política consideran que al darle más facultades, recursos y poder a las Fuerzas Armadas, está ocasionando que el presidente actué bajo presión y se vea orillado a “defenderlos” a pesar de los cuestionamientos por su desempeño.
Rubén Ortega Montes, miembro del Observatorio de Seguridad y Justicia de la Universidad de Guadalajara, considera que el actual gobierno ha tenido que doblegarse ante la milicia y muestra de ello, no solo es el caso Ayotzinapa, también lo fue la detención y posterior exoneración del exsecretario de la Defensa, Salvador Cienfuegos.
“Vemos a un presidente desatinado, a un presidente que ha perdido su esencia. Con la forma que ocurrió lo de Cienfuegos y con el desistimiento de órdenes de aprehensión por el caso Ayotzinapa, no indica más que el Ejército es quien lleva el poder, la batuta”, refiere Ortega Montes.
Uno de los episodios en los que el presidente ha tenido que defender a las Fuerzas Armadas se dio con Cienfuegos, quien fue detenido en octubre de 2020 en Estados Unidos, acusado de de narcotráfico y lavado de dinero, y que después fue puesto en libertad y traído a México por un acuerdo de alto nivel entre los gobiernos de ambos países y aquí exonerado por la Fiscalía General de la República (FGR).
Cuando ocurrió, el presidente pidió no señalar a todo el Ejército por esta detención y también acusó que en Estados Unidos no tenían pruebas contra el general: “eran basura, basura, basura”, recriminó.
Hace unos días, a petición de la FGR, un juez canceló 21 órdenes de aprehensión que habían sido liberadas en contra de presuntos implicados en el caso Ayotzinapa, de las que 15 eran contra militares. El presidente defendió esa decisión de la FGR argumentando que se quiso implicar a más personas de las que en realidad correspondía.
“Como en todo esto hay intereses, buscaron reventar la investigación hablando de más personas. En el caso, por ejemplo, de los militares, responsabilizando a 20, cuando en la investigación son cinco; claro, de alto grado, los otros 15 no sé, pero me imagino que son soldados. Pero, ¿por qué meten los 20?, pensando que con eso se iba a generar una rebelión en el Ejército si eran más e íbamos a tener que dar marcha atrás para no tocar a nadie”, planteó el presidente.
Para Juan Carlos Piña, especialista en seguridad y catedrático del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores Monterrey campus Querétaro, las órdenes de aprehensión que se habían girado contra algunos militares eran una buena señal para la congruencia del presidente López Obrador de que en esta administración no hay impunidad ni intocables.
“Aplicar la ley es una forma de demostrar la imparcialidad con la que actúa el gobierno y no un favoritismo desmedido… la detención de militares es un mensaje que se manda al interior de la institución: que no habrá impunidad, que si bien es cierto que el presidente tiene plena confianza en el Ejército, que quien la hace, la tendrá que pagar y ese mensaje va para todos los integrantes de la corporación”, explica.
Un aliado poderoso
De las 227 funciones que hoy tienen a su cargo las Fuerzas Armadas, 100 se las otorgaron gobiernos locales y 127 las administraciones de Felipe Calderón, Enrique Peña Nieto y Andrés Manuel López Obrador.
El actual gobierno en poco menos de cuatro años ha entregado 70 funciones más a las Fuerzas Armadas, lo que ha ido acompañado de presupuestos multimillonarios. Tan solo para 2022, manejan más de 200,000 millones de pesos, el segundo presupuesto más alto de la administración pública, solo detrás de la pensión para adultos mayores.
Actualmente las Fuerzas Armadas realizan tareas como:
- Construcción 2,700 sucursales del Banco del Bienestar.
- Constricción del tramo 1, 6 y 7 del Tren Maya.
- Construcción del Aeropuerto de Tulum.
- Administración del aeropuerto en Chetumal y el de Palenque, Chiapas.
- Remodelación de 32 hospitales que fueron abandonados por sexenios anteriores.
- Apoyo en la atención a la emergencia de Covid-19.
- Traslado de vacunas Covid-19.
- Combate al robo de hidrocarburos (huachicol).
- Vigilancia de la frontera norte y sur para el control migratorio.
- Construcción de cuarteles para la Guardia Nacional.
- Apoyo al programa Sembrando Vida.
- Vigilancia a la entrega de recursos de programas sociales.
- Entrega de libros de texto gratuito.
- Traslado de mercancía decomisada a comunidades pobres a través del “Tianguis del Bienestar”.
- Administración y control de aduanas marítimas y terrestres.
- Administración de Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México.
- Limpieza del sargazo en Quintana Roo.
- Custodia de pipas de Pemex.
- Entrega de medicamentos.
La defensa del presidente
Sin dudarlo, el presidente ha salido en defensa de las Fuerzas Armadas una y otra vez. El mandatario federal ha asegurado en esa defensa que el Ejército mexicano es “pueblo uniformado” y que la actuación de unos cuantos no mancha a la institución.
En su opinión, hay quienes quieren ver a un Ejército “socavado”, por lo que se explican los constantes ataques a esa institución.
“Quisieran que tuviésemos Fuerzas Armadas socavadas, debilitadas, para que los del gobierno mundial con sus corporaciones mundiales decidieran en nuestro país, nada más que se les olvida que México es un país independiente y soberano, y que no queremos injerencias de nadie, de ningún gobierno extranjero”, dijo el presidente el pasado jueves 29 de septiembre.
Hay un presidente más débil en el discurso porque está teniendo que defender la imagen que el mismo hizo de la milicia, hoy la quiere recomponer” Rubén Ortega Montes, miembro del Observatorio de Seguridad y Justicia de la Universidad de Guadalajara.
Juan Carlos Piña afirma que en esta administración hay una clara inclinación hacia las Fuerzas Armadas, lo que de ninguna manera es sano para un gobierno civil.
“No solo es una cuestión presupuestal, varias asignaciones han sido encomendadas al Ejército, hay claramente una inclinación hacia esta institución pero se hace sin medir los riesgos de dotar de demasiado poder a una institución en este caso la Secretaría de la Defensa Nacional”, refiere.
Durante la presentación del informe “El negocio de la militarización en México”, Julio Ríos, profesor de Ciencias Políticas y Derecho del Instituto Tecnológico Autónomo de México, explicó que con el avance de la militarización nos estamos encaminando a circulo vicioso, el cual en cierto punto el gobierno tendrá que decidir entre dos opciones: se les deja caer o se les mantiene protegiéndolas de escándalos.
“Con el desgaste de la imagen de las Fuerzas Armadas y ante la caída de la confianza que eventualmente se daría, se tendrá que tomar una decisión: o se les deja caer en el espiral descendente de la desconfianza y partidización —lo cual trae importantes problemas para su neutralidad y por lo tanto para la separación de poderes y el Estado de Derecho— o se les protege de escándalos, se les exime de rendir cuentas y se fortalece una malentendida autonomía para proteger su imagen, la confiabilidad y se les pone aún más por encima de las leyes y la Constitución —lo que también trae importantes problemas al Estado de derecho y las relaciones cívico-militares—”, dijo.
Esta semana, el presidente defendió al Ejército sobre presuntos actos de espionaje que esta semana se hicieron públicos contra dos periodistas y un activista de los derechos humanos.
“Es que ellos tienen labores de inteligencia que llevan a cabo, que no de espionaje, que es distinto. Nosotros no espiamos a opositores y lo que buscan nuestros adversarios es equipararnos con los que gobernaban anteriormente, y no somos lo mismo”, dijo el presidente. (Fuente: Expansión Política)