Hace siglos que los juegos como pasatiempos están entre nosotros. Estos han ido evolucionando a pasos agigantados, pero algunos de los que han llegado a nuestros días tienen como fecha de origine más de un siglo de historia y no se presentan de la misma manera en unos territorios que en otros. Ejemplo de ello son las diferentes variantes del juego que permiten el billar o los dardos, o las modalidades de los juegos de cartas como el póker o el blackjack.
Ya sea por la globalización o por el hecho de que actualmente algunas de estas prácticas se pueden encontrar migradas en el campo virtual, hay cada vez más conocimientos sobre las diferentes variantes. Todas ellas intentan mantener la esencia del pasado, modificando ligeros aspectos como algunas reglas o tiempos de juego. A continuación, expondremos las más curiosas y conocidas de los pasatiempos tradicionales de antaño.
Reglas y tiempos diferentes
Uno de los juegos, ahora muy popular en internet, que presenta un abanico amplio en lo que se refiere a las variantes es el póker online. Hay una gran oferta de variantes disponibles muy diferentes en cuanto a las reglas y a cómo jugar. La variante más popular hoy en día, gracias a internet, es la Texas Hold’em, que premia al que tenga la mejor mano de cinco cartas en total. También destacan la variante Omaha High, en la que el jugador recibe cuatro cartas en mano; o la Seven Card Stud, en la que cada usuario cuenta con siete cartas.
El blackjack, otro de los juegos de cartas por excelencia, también es ejemplo de cómo pueden convivir varias modalidades en los tiempos actuales y compartir la popularidad. Destaca la variante clásica, quizás todavía siendo la más habitual entre los jugadores; pero poco a poco le va comiendo terreno la europea y la americana. Todas ellas cuentan con particularidades relacionadas con las acciones que realiza el croupier, parte fundamental de la actividad, y cómo va destapando sus cartas con el objetivo de lograr la suma de 21.
Incluso todo un clásico como es el ajedrez, que tiene los movimientos de sus figuras y el objetivo claramente definido, tiene varias variantes de juego. Estas, lejos de cambiar las reglas ya conocidas por la mayoría, lo hacen alterando el tiempo de juego y, en consecuencia, la presión sobre los jugadores. La clásica presenta más de 120 minutos de duración de un choque, mientras que la rápida ofrece 15 minutos por jugador para el desarrollo de la partida más diez segundos de tiempo extra. Más exigentes son las partidas conocidas como blitz, de tres minutos y dos segundos como tiempo extra por tirada.
Dos clásicos de los salones recreativos
Si abandonamos los clásicos de cartas y ajedrez y ponemos el foco en los salones recreativos, aquellos que estaban únicamente destinados a que sus asistentes se lo pasarán bien, podemos destacar dos actividades que se practicaban de diferente manera. Una de ella son los dardos, muy populares en tierras anglosajonas, y que se pueden jugar en grupo o en solitario. Dos de las modalidades más habituales constan en ir restando los valores a un número concreto, normalmente 301 o 501; o el cricket, cuyo objetivo es ir cubriendo las diferentes zonas del tablero hasta pasar por todas. También hay otras, que se presentan de manera divertida y competitiva, como el High Score, la Contabilización o el Round the Clock.
Y terminamos con otra práctica también popular, ya sea en individual o en grupo, como es el billar. Como todas las anteriores, entra en juego la estrategia y cuenta con un sinfín de variantes. Seguramente la más habitual de encontrar es la inglesa, en la que un jugador debe introducir el mayor número de bolas de su color antes de ir a por la de color negro, común para los dos jugadores. También destaca la francesa, cuyo objetivo es totalmente diferente: hacer una carambola para que una bola toque otras dos; cuantas más veces suceda, más puntos. Curiosas manera de entender un mismo escenario.