Por Itzel Chan
MÉRIDA, MX.- Aunque los casos de varamientos de delfines en la costa yucateca son en menor proporción comparados con otros puntos en México y en el mundo, lo que sí se ha comprobado es que en un 60 por ciento de los casos se trata de la muerte provocada por acciones humanas, entre ellas la pesca y la contaminación a tal grado que se ha identificado plomo en sus cuerpos.
Raúl Díaz Gamboa, responsable del Programa de Conservación e Investigación de Mamíferos Marinos de la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY), mencionó que en algunas ocasiones, cuando encuentran a un delfín u otro mamífero es posible volverlos a insertar en la naturaleza, pero en otros casos más desafortunados, los organismos son encontrados muertos.
Explicó que son muchas las razones de un varamiento, dentro de ellas, cuando se trata de ejemplares muy jóvenes, se debe a que se alejaron de su madre y pierden el rumbo hasta llegar a la orilla.
“Además si no tienen a su madre que los alimente, están casi condicionados a morir”, mencionó.
Hay otro tipo de registros en los que se nota que los animales han sufrido alguna mordida de un tiburón, pero en este caso no se tiene claro qué sucedió primero, si el delfín o el mamífero enfermó antes y luego fue mordido por el escualo o viceversa.
Sin embargo, el investigador mencionó que en sí un 60 por ciento de los casos de varamientos y muertes de estos animales marinos se debe a actividades humanas.
“La mayoría mueren por pesquería incidental, es decir, se refiere a que los delfines caen en una red de una pesca que tiene por objetivo otro tipo de especies, pues ellos pasan por ahí y no ven la red, entonces se quedan atorados. En este caso son accidentes porque la intención de los pescadores no es matar delfines”, detalló.
Sin embargo, hay otros casos que sí son relacionados con una pesca con intención de matar a los delfines.
“Son objeto de depredación porque sí hay intención de matar a los delfines para carnada de la pesca de tiburón”, añadió.
Las otras razones de muerte son por la ingesta de cartones de leche, bolsas y otros objetos de plástico que ellos confunden con comida.
A esto se suma también la contaminación generada por pesticidas, órganos clorados, plomo y otros químicos que incluso pueden ocasionar cáncer.
“Cuando abrimos algunos organismos nos damos cuenta que tienen por ejemplo arsénico, mercurio, plomo y elementos tóxicos que no son parte de la dieta y que no se concentran naturalmente en el agua de mar, así que nos damos cuenta que vienen de la industria textil, automotriz, agrícola y no es que haya empresas de este tipo en la costa”, detalló.
A pesar de que no hay industrias que manejen estos elementos en la costa yucateca, Díaz Gamboa dijo que en sí tiene una relación directa con el tipo de suelo que hay en la Península de Yucatán, que por ser muy poroso, entonces hay filtraciones hacia los cuerpos de agua.
Otra vertiente que podría alarmar en este tema es que en sí los delfines tienen una dieta muy parecida a la de los seres humanos, pues consumen especies como langosta, mero y otros peces.
“Comen lo mismo que nosotros. También quiere decir que estamos exportando organismos con cierto nivel de contaminación”, señaló.
En este 2022 a punto de culminar, se han registrado al menos unos cinco varamientos de mamíferos marinos y Díaz señaló que los puntos rojos en los que se detectan más son Chuburná, Sisal y Dzilam Bravo. (Noticaribe)