CIUDAD DE MÉXICO, MX.- El sargento R. es un especialista en inteligencia militar, cuyo trabajo permitió desarticular a una célula del crimen organizado y el abatimiento de su líder en años recientes; sin embargo, también estuvo a punto de desertar del Ejército y se vio involucrado en incidentes de violencia doméstica, publicó 24-horas.mx.

De acuerdo con documentos confidenciales, hallados por 24 Horas, entre los millones de archivos hackeados a la Secretaría de la Defensa Nacional por el Grupo Guacamaya, en 2022, la mayoría de atenciones psicológicas y psiquiátricas a militares fueron por conductas de violencia familiar.

El caso del sargento R. es uno de los ejemplos, pues tras haber estado tres años inmerso en la creación de un cerco técnico para identificar a los líderes, así como áreas y forma de operar de un grupo del crimen organizado, un año después del abatimiento del líder de dicha célula se ausentó de sus labores en un centro de inteligencia militar y sin dar aviso a sus superiores, por lo que tuvo que ser buscado por otros altos mandos del Ejército hasta el domicilio donde se encontraba.

Tras varios episodios de faltas y presuntos incidentes de violencia doméstica, con el riesgo de catalogarse como desertor, el sargento R. se reportó con sus superiores, quienes determinaron enviarlo al Área de Atención Psicológica, pero no darlo de baja del equipo que investiga a los líderes del narcotráfico.

La razón fue su alto perfil y habilidades en actividades de inteligencia militar para detectar y dar seguimiento a blancos relevantes de la delincuencia organizada.

En un reporte del área de Sanidad, de mayo de 2022, se da cuenta que la atención psicológica a elementos castrenses se brindó en su mayoría por casos de violencia familiar, con nueve militares que iniciaron tratamiento por esa causa.

La Sedena tiene un protocolo para la atención psiquiátrica de los militares que lo requieran, en el que clasifica la atención por 13 posibles causas, entre las que destacan riesgo suicida, violencia doméstica, obesidad, consumo de drogas, alcoholismo, pacientes que participan en operaciones militares, hostigamiento y acoso sexual, entre otros.

Sobre la atención psicológica a los soldados, la Defensa Nacional, en su protocolo, tiene identificados los eventos potencialmente traumáticos a los que están sometidos los militares y que podrían generar otros trastornos de no atenderse.

Los eventos de riesgo son “la muerte súbita o violenta de personal de la unidad, accidentes de vehículos terrestres o aéreos, homicidio, heridas graves, sufrimiento humano, operaciones que resultan en la muerte de civiles o transgresores de la ley, ser víctima de extorsión o secuestro y participar en el descubrimiento de restos humanos”.

Ante ese tipo de eventos traumáticos, el Ejército cuenta con un plan de acción inmediata que ha sido compartido a los mandos para que lo apliquen al personal involucrado.

Se trata de 10 pasos que se deberían aplicar, por ejemplo, después de enfrentamientos con el crimen organizado, con acciones como una charla con toda la unidad que participó, hidratación adecuada, permitir que el personal duerma al menos ocho horas, ingesta de comida saludable, evitar el aislamiento y optar por la convivencia, programar actividades físicas y estar atento a cambios de conducta.

En caso de que algún militar, después de 72 horas, siga con malestares emocionales, se debe solicitar el apoyo del área de Sanidad para que lo canalicen a otro tipo de atención.

En la víspera, 24 Horas  publicó que la guerra contra el narcotráfico, emprendida en el sexenio de Felipe Calderón, dejó con trastornos mentales a 41% de militares que participaron y fueron lesionados en operaciones de alto impacto, según un estudio del Ejército.

De acuerdo con documentos confidenciales de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), en 2011 el área de Sanidad Militar, en especial la de Psiquiatría, analizó una muestra de 41 elementos, internados en el Hospital Central Militar por lesiones permanentes en enfrentamientos contra el narco.

Los resultados son que 17 soldados tuvieron secuelas; es decir, 41% de la muestra, y fueron diagnosticados con algún tipo de trastorno, la mayoría con el de adaptación con reacción depresiva prolongada y con estrés postraumático. (Fuente: 24-horas.mx)

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