Por Itzel Chan
MÉRIDA, MX.- La sobrepesca en estados como Yucatán y Quintana Roo ha llevado a que pescadores tengan que tomar decisiones como es la creación de Refugios Pesqueros, es decir, zonas en las que no pescan por un periodo para que las especies marinas se puedan recuperar y reproducirse.
De acuerdo con el portal Pescando Datos de Causa Natura, en México hay al menos 14 Refugios Pesqueros que se distribuyen en los estados de Baja California Sur, Sinaloa, Sonora, Quintana Roo y Yucatán.
En estos refugios se protegen especies como el mero rojo, pulpo rojo, langosta del caribe, pepino de mar, erizo, carito, sierra, picuda, abulón.
Miguel Rivas, director de las Campañas de Santuarios Marinos en Oceana, explicó que la decisión de crear un Refugio Pesquero es de las cooperativas de cada zona y en sí consisten en zonas geográficas en el mar.
“Las comunidades que deciden conservar sus recursos pesqueros son quienes identifican qué lugares son aptos para no pescar”, explicó.
Por ejemplo, expuso que en las zonas de Yucatán y Quintana Roo buscan proteger especies como el mero y la langosta, sobre todo porque con los refugios se permite que las crías juveniles puedan crecer sin la amenaza de la pesca y además porque estas especies son de alto valor comercial.
“Existen comunidades que están empujando zonas de refugio, siendo quizá una de las más exitosas la de Celestún en Yucatán, ahí han dejado de pescar desde hace algún tiempo en una zona y eligen otros lugares en los que puedan capturar especies”, indicó.
Para la creación de los refugios, los pescadores eligen la zona y también toman acuerdo sobre qué otras actividades realizan para compensar los ingresos económicos para subsistir y así amplían por ejemplo su horizonte hacia el ecoturismo.
“Con el paso del tiempo, las zonas de refugio son un beneficio directo para las comunidades. Sobre sus tamaños, son los pescadores quienes eligen también qué tanta zona delimitar porque puede ser tan grande o tan pequeño como ellos decidan”, agregó.
En promedio, a cada refugio le toma hasta cinco años permitirles a las especies recuperarse y para entonces se mide la efectividad de las zonas. (Noticaribe)