En tiempos en los que es necesario ahorrar recursos, resulta de vital importancia poder tener una certeza sobre la viabilidad de un proyecto, el desarrollo de una idea o la concreción de un producto. Cada vez hay más herramientas para lograrlo y una de ellas es la prueba de concepto.

¿Qué es una Prueba de Concepto?

Hoy son muchos los creativos que en las empresas crean mapas mentales bonitos para organizar y planificar las tareas. Sin embargo, la ayuda de los esquemas, del aglutinamiento de datos, de la revisión de historiales, hacen que estos tipos de procedimientos sean más efectivos.

En el caso de las pruebas de conceptos son fundamentales para asegurarle a un cliente que la propuesta que están trabajando sea viable y funcional.

Este proceso, con sus estructuras y consideraciones, consiste en validar los aspectos mínimos que aseguren el éxito de un proyecto de empresa o una idea de producto o servicio. Una herramienta clave, a la hora de un lanzamiento o un nuevo desafío.

La puesta en marcha de una prueba de concepto contempla poner en consideración y análisis ciertas características del futuro producto. La intención es no dejar nada librado al azar. De esta manera, lo que se busca es reducir al máximo el riesgo a fracasar y evitar una crisis.

Por otra parte en este proceso se buscan comprobar tres aspectos determinantes:

  1. La tecnología responde a las necesidades de su público objetivo o nicho establecido.
  2. El producto se comporta de acuerdo a lo esperado.
  3. El proyecto o producto es viable desde un punto de vista comercial.

Desde el inicio y el desarrollo de los productos, la prueba de concepto busca dar respuesta a la pregunta de cómo construirlos o materializarlos. Es que los clientes invertirán mucho dinero y material humano en ese producto y para que los inversores acepten y apoyen una propuesta de desarrollo, es necesario demostrar que la misma es práctica, funcional y comercialmente viable.

¿Cuáles son las cinco etapas para hacer una prueba de concepto?

1. Definir el punto de partida y llegada

Lo primero que se debe hacer al iniciar una prueba de concepto es tener muy en claro cuál es el objetivo que se persigue. Para poder lograr esto es necesario definir de la manera más contundente y clara posible cuáles son los resultados esperados, según una serie de criterios de excelencia a alcanzar.

De este proceso son parte:

  • La etapa de proyectar la viabilidad del proyecto. De esta manera se podrá probar que este producto cuenta con el potencial necesario para despertar el interés de los clientes, usuarios, inversores y de todos los interesados.
  • La garantía para el cliente de que quien llevará adelante el proyecto tiene las capacidades para desarrollarlo.
  • La comprobación de que existe un mercado objetivo dispuesto a comprar la solución que se le está brindando al cliente.

2. Llevar a cabo las pruebas

Cuando se complete la etapa anterior, entonces llega el momento de asegurarse que el producto o servicio que se va a ofrecer cumple efectivamente con lo que se promete. Para conseguir esto hay que diseñar el flujo de trabajo a partir de los datos de entrada y tomar las decisiones que se requieran. A partir de ahí es que se crea el plan de pruebas para la integración del diseño.

Para poner un ejemplo práctico se puede hablar del desarrollo de un software. En este caso será fundamental demostrar que la herramienta puede integrarse correctamente a los procesos de la empresa. Pero además que esta herramienta puede integrarse a otras herramientas del cliente como su CRM o su software de contabilidad.

3. Recolectar el feedback

Es necesario que cada prueba de concepto haga una exhaustiva revisión de la información que se reciba por parte del cliente o usuario. El objetivo de esta revisión será documentar la experiencia general y sumar toda información aleatoria que resulte valiosa para mejorar el producto final.

4. Realizas las correcciones

El ida y vuelta, las evaluaciones, los comentarios son determinantes para poder introducir mejoras y hacer correcciones pensando siempre en el plan que se trazó al inicio. Con el concepto optimizado sobre la base del feedback recibido, ahora es posible preparar el desarrollo del producto.

5. Presentar el producto

Una vez terminado el producto o el proyecto al que se apuntó, llegará el momento de la presentación del mismo. Para esta presentación será necesario hacer un detallado análisis de todos los componentes con los que contó el desarrollo, así como la consecución de los criterios de excelencia que se habían definido en un comienzo.

Pero además se pueden sumar la cantidad de recursos que fueron necesario utilizar y los esfuerzos operacionales que se requirieron. De esta manera se podrá tener una idea más global del proyecto. El detalle sobre los beneficios generados, más allá de las características con las que cuenta el producto o proyecto, facilitan su validación por parte de los usuarios. Pero además en el caso de que se necesite financiación, los inversores se sentirán más seguros.

En definitiva, la prueba de concepto es una herramienta más que interesante a la hora de llevar adelante un proyecto para reducir los márgenes de fracaso y potenciar los márgenes de rentabilidad y éxito.

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