TABASCO, MX.- La Secretaría de Salud estatal advirtió que luego de ocho años de mantenerse a la baja, los intentos de suicidios se dispararon a partir del 2021, y que el grupo de edad que más preocupa es el de niños y adolescentes, de 10 a 19 años, con el 30.5% de los casos, publicó xevt.com.

De acuerdo con estadísticas, en el 2012 la cifra de intentos alcanzó 547 y desde entonces disminuyó paulatinamente, a excepción del 2018 con 307, y 2020, con 197, sin embargo, en 2021, nuevamente creció a 314 y en el 2022, alcanzó 348 casos.

La dependencia alertó que lo preocupante de este comportamiento es que detrás de esa cifra de 348 casos, 139 pertenecen al grupo de 10 a 19 años, que representan el 30.5%, y en ese orden, le sigue el de 20 a 29 años, con 26.6%, por cada 100 mil habitantes.

Adicionalmente, en 2022 hubo 135 personas que sí se quitaron la vida en el territorio tabasqueño y entre ellos, 31 fueron de este segmento de edad, que ni siquiera llega a los 20 años.

Ante esa situación, Susana Isabel Vázquez López, titular de la Dirección de Atención Psicosocial de la dependencia estatal, exhortó a la sociedad tabasqueña, y en particular a las familias, a sumarse a una cruzada para identificar oportunamente las situaciones que viven los menores que pueden llevarlos a algún trastorno, y posteriormente, al deseo de quitarse la vida.

“Necesitamos realmente que todos actuemos en conjunto como sociedad, para que se logre mirar que estamos atentos a esta realidad devastadora ¿Por qué? Porque la ausencia de un integrante por suicidio genera ya una condición de vulnerabilidad en el resto de la familia, pero también lo genera en la escuela a la que acudía; también lo genera en el grupo laboral al que pertenecía. ¿Entonces, quienes quedamos en duelo? No solo el padre, la madre, el hermano, el tío, queda en duelo todo el entorno donde convivía”, sostuvo.

Vázquez López convocó a la sociedad a estar conscientes de que las enfermedades mentales –que anteceden al suicidio- tienen la misma prioridad para ser atendidas que las físicas, y que existen tratamientos y son curables.

Acentuó que el tratamiento requiere de una temporalidad para identificar qué tanto han impactado los contenidos digitales de violencia y sexo, que son difundidos en internet y redes sociales, y en algunos casos, se requiere conocer el historial de la familia, sobre todo de hechos graves, como discriminación de los padres, abuso sexual o algún otro tipo de violencia.

“Cuando una persona tiene una enfermedad mental, vive violencia, discriminación, sufre de bullyng en cualquiera de sus connotaciones, de lo que es la violencia, pero además consume o tiene un familiar que tiene la enfermedad del alcoholismo, principalmente, todo este conjunto potencializa que la persona tenga un comportamiento suicida”, explicó la funcionaria.

La especialista precisó que a veces los padres se expresan con palabras denigrantes, peyorativas, minimizadoras hacia la aparición de esta conducta; por ello, insistió que es en el seno familiar donde se tienen que evitar este tipo de daños a los hijos, con respeto y tolerancia, y en caso de haberlos hecho, intentar conciliar.

Explicó que una persona que decide quitarse la vida, sea menor de edad o adulto, no toma la decisión de un momento a otro, sino es una idea que vino trabajando desde tiempo atrás, como un resultado de un cúmulo de factores que le generaron una enfermedad mental que no le fue identificada y atendida oportunamente y que pudo haberse originado desde la niñez.

Mencionó que existen líneas telefónicas especializados para la atención y orientación inmediata de este tema, a nivel federal pueden marcar al 800 911 2000 y en la Dirección de Salud Psicosocial al 3 17 70 49. (Fuente: xevt.com)

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