CIUDAD DE MÉXICO, MX.- Antonio Neri Licón (Ciudad de México, 1966), caricaturista, dibujante e ilustrador, mejor conocido como “Nerilicón” falleció la mañana de este jueves en un sanatorio, a los 56 años, de acuerdo con información de sus familiares, publicó El Economista.
Desde 1991, sus cartones figuraban en la página editorial de dicho diario. El último apareció este mismo jueves 14 de septiembre, titulado “Todos los juguetes”.
Parafraseando a Plubio Terencio, ningún tema le fue ajeno, por su trazo desfilaron homenajes a ilustres personajes de las artes, pero también afilaba su estilográfica contra los hombres y mujeres de la política; fiel testigo y testimonio gráfico del desastre ambiental, de la errática política pública, de las ambiciones y los excesos del poder, del inexorable avance tecnológico y del flagelo de la violencia y el crimen en el país.
Ordinariamente, sus cartones prescindían de palabras, no las necesitaban; su trazo intuitivo y certero bastaban para condensar con oscuro humor la complejidad de una situación y la naturaleza ética -deontológica- de sus personajes.
Su colega Paco Calderón “xtió” es su cuenta de la red social ahora denominada X: “Con total consternación tengo que participarles el fallecimiento de mi colega y amigo Antonio Neri Licón @Nerilicon, caricaturista de fabuloso trazo y atinado ojo crítico. Yo siempre le dije, mitad en serio, mitad en broma, que era el Durero Mexicano. Mis condolencias a su familia”.
Dueño de larga trayectoria, Antonio Neri Licón publicó su trabajo en diversos medios nacionales e internacionales, entre ellos el New York Times y en 1997 recibió el Premio Nacional de Periodismo en la categoría de Caricatura.
Además, en 1990 “Nerilicón” recibió el primer premio del certamen del Club de Periodistas de México. También fue reconocido con el Premio Internacional de Caricatura de la Fundación Hermenegildo Bustos, en 2011.
Sus colegas, amigos y compañeros de esta casa editorial, El Economista, manifestamos nuestro pesar, enviamos las condolencias a su apreciable familia, con la certeza de que lo mantendremos presente en nuestro recuerdo y admiración. (Fuente: El Economista)