LÁZARO CÁRDENAS, MX.- “Nos encontramos en un lugar donde amamos la naturaleza, tratamos de conservar la vida silvestre, no deforestamos, no cazamos a los animalitos; estamos haciendo ecoturismo”, declaró a este medio el encargado de la tienda de artesanía de la comunidad de Pac-Chen, Francisco Poot Pech.
Y es que, contrario a lo que comentan, la comunidad de Pac-Chen, enclavada en Lázaro Cárdenas, a 85 kilómetros de Cancún y a 25 kilómetros de la zona arqueológica de Cobá en Tulum, aún realiza actividades ecoturísticas y recibe turismo internacional y nacional previa reservación a través de las redes sociales.
A un año de la quiebra de la empresa que le traía al turismo, a través de paquetes vacacionales, esta comunidad se resiste a morir, y ha logrado organizarse para prestar estos servicios; aunque ya no cuentan con el restaurante y el mantenimiento de la infraestructura es muy costoso.
“Tenemos una laguna para la práctica de kayak, tirolesa; hay un cenote para hacer rapel, para bajar a 15 metros; tenemos reservaciones que pueden hacer en nuestra página de Facebook que es ‘pacchenqroo’, tenemos un aproximado de 60 visitantes al mes, así como grupos por medio de reservas; nos pueden buscar en Google Map, hay un campamento que se llaman Kambul, tenemos tres cabañas para 42 personas”, comentó Poot Pech.
Por ahora, ya no realizan el Mayatlón, un triatlón cross donde los participantes deberán completar una gran prueba que consiste en hacer mil metros de nado dentro de la laguna Mojarras, 22 kilómetros de bicicleta de montaña dentro de la selva y 6 kilómetros de senderismo.
Una de las actividades que todavía conservan, es que el chamán purifica a los turistas mediante rezos y humo de copal antes de entrar al cenote, ya que todos y cada uno de éstos son para los mayas la puerta al inframundo, un portal donde los seres vivientes se pueden comunicar con sus seres míticos a través de rituales y ofrendas, por lo que es necesario ingresar en un estado más “puro”.
Con otra corta caminata por la selva, el visitante llega al Cenote del Caimán, por los animales que lo habitan. La bóveda es azul intenso y dos tirolesas de unos 100 metros, lo atraviesan de lado a lado. Volar sobre un cenote también es algo único (más aun sabiendo que está poblado por algunos caimanes). Con arnés y equipo especial enganchado al cable y el salto al vacío, puede sentirse el aire en la cara y el agua pasar velozmente bajo los pies.
Otras de las actividades que realizan, es contactar a escuelas primarias, con la finalidad de que el fin de semana grupos de estudiantes puedan disfrutar de la naturaleza y olvidarse dos días del uso de celulares, que a decir de los guías de Pac-Chen, es una manera de que dejen de ser dependientes de esos aparatos.
La comunidad está en la carretera Nuevo Xcan-Cobá, a seis kilómetros sobre la principal, están abiertos todos los días del año, a casi dos horas de Playa del Carmen o Cancún.
Aunque ya cuentan con proyectos de turismo rural comunitario, aún no tienen un funcionamiento óptimo, debido a la falta de apoyo por parte de las autoridades de los tres órdenes de gobierno, principalmente en la promoción turística, señaló.
A pesar de elo, la gente de Pac-Chén siempre sonríe. Encontraron el balance entre su sistema tradicional (de la milpa, miel y carbón) y un moderno modelo de ecoturismo, que les proporciona una vida tranquila y feliz.
Pero la situación es crítica, por eso solicitan ayuda gubernamental o de empresas para continuar como una comunidad autosustentable, lejos de los juegos de pelota y sacrificios de sus antepasados, pero cerca de un modelo que parece ser idóneo frente a un sistema que tiende a incorporarlos por el precio del desarraigo hacia su cultura. (Agencia SIM)