ESPAÑA.- Joan Manuel Serrat ha ganado el Princesa de Asturias de las Artes 2024, un premio que también es un reconocimiento a la música popular como una de las formas artísticas más elevadas. Si durante más de cuatro décadas esta categoría de los Princesa de Asturias ha destacado sobre todo a arquitectos, cineastas, escultores y músicos de ópera y clásica, este año otorga la misma trascendencia y resonancia cultural a las canciones que nos acompañan en el bar, en el coche o en la radio, en donde Serrat ha sido imbatible durante más de medio siglo, publicó El Mundo.
“En el trabajo de Serrat, de honda raíz mediterránea, se aúna el arte de la poesía y la música al servicio de la tolerancia, los valores compartidos, la riqueza de la diversidad de lenguas y culturas, así como un necesario afán de libertad”, afirma el acta del jurado que ha concedido el premio, que también destaca su papel como “defensor del diálogo frente a la crispación”.
La trayectoria artística de Serrat “trasciende la música y se hace referente cívico, sumando a las letras de sus canciones la fuerza del himno colectivo con voluntad universal”, añade el jurado.
“No saben con cuánta alegría y emoción recibo la noticia de la premio”, ha dicho Joan Manuel Serrat, en unas declaraciones compartidas por la Fundación Princesa de Asturias. “No encuentro mejor manera que una distinción tan prestigiosa como esta para despedir una carrera profesional larga y satisfactoria como la mía”, ha añadido el músico.
La música de Serrar como lugar de encuentro
Las canciones de Serrat han sido la lengua franca de varias generaciones de españoles, un espacio común, un patio de recreo colectivo y al mismo tiempo un refugio íntimo. La gente las ha hecho suyas porque son canciones sobre la gente, y así sus frases de andar por casa y sus melodías para tararear corren por el torrente sanguineo del país como las plaquetas. Son moléculas que se han disipado por el aire y por el agua y se han infiltrado en esta tierra para siempre.
La celebración de la vida de Joan Manuel Serrat no es baja cultura igual que no lo fueron Paco de Lucía en 2004, Bob Dylan en 2007 y Carmen Linares en 2022, los otros tres premiados de música popular de un total de 52 en la categoría de Artes de los Princesa de Asturias, que están dotados con 50.000 euros. Joan Manuel, Juan para los amigos, hoy es aplaudido como uno de los creadores españoles más importantes e influyentes de nuestra cultura.
Serrat se despidió de la música antes de que la música se despidiera de él, si es que eso era posible, durante una larga gira que terminó en diciembre de 2022; en Barcelona, claro. “Yo estaría aquí cantando hasta soltar el bofe, pero tampoco está uno como para dar espectáculos”, se disculpaba en aquellos conciertos quitándole hierro al asunto, que ha sido una de sus especialidades.
Con ese último concierto, en una noche navideña, terminaba una aventura de seis décadas durante las que el cantautor convirtió la vida cotidiana en poesía, la poesía en música y la música en vida cotidiana, un círculo virtuoso que tuvo sus mejores momentos durante los años 70 y 80, cuando Serrat componía y cantaba desde la plenitud artística, maduro, sensible y ambicioso.
La forja de este rebelde, un rebelde amable y sin aristas, fue la nova cançó de los años 60, aquella canción de autor militante que pronto se le quedó diminuta mientras se licenciaba como perito agrícola, que no es detalle menor porque este barcelonés ha sido también un hombre de campo. El franquismo censuró su música tras el desplante a Eurovisión por negarse a cantar La, la, la en castellano, pero el incendio que sería su música ya corría descontrolado. La chispa saltó en 1969 con el disco Dedicado a Antonio Machado, poeta, con arreglos de Ricard Miralles, el arquitecto de su sonido, un éxito fabuloso, y la llama se expandió de manera definitiva e inmortal en 1972 con Mediterráneo, un disco tatuado sobre la piel de nuestro país.
Sus canciones forman un conjunto armónico de nostalgias y buenos deseos, de personajes entrañables y de dolor y de rabia, de melancolía y derrota, y de alguna victoria, pero pequeña. Para millones de oyentes aquí y en Latinoamérica, donde se le ha admirado con intensidad, ha sido Serrat un rebelde frente a la injustica y un modelo moral.
En su música ha reivindicado con fanatismo la música popular, y esa es una decisión estética pero sobre todo ética: en sus discos, Serrat ha intentado estar abierto a todos los oyentes, ha desdeñado el elitismo cultural e igual que ha cantado sobre la gente lo ha hecho para la gente. Si alguna vez hubo una sofisticación o estilización fue siempre con un cierto aire de frivolidad divertida, o desenfadada, porque Serrat ha sido siempre un creador intenso que ha preferido parecer ligero. Mucho vibrato, sí, pero también mucha ironía.
A sus 80 años y cuando ya no puede demostrar más, el Princesa de Asturias le premia a tiempo y con justicia, que es lo mejor que le puede ocurrir a un autor memorable.
Premios Princesa de Asturias
El de Artes es el primero de los ocho Premios Princesa de Asturias, que en 2024 llegan a su su cuadragésima cuarta edición y que se irán anunciando, por este orden, durante las próximas semanas: Comunicación y Humanidades, Deportes, Ciencias Sociales, Letras, Cooperación Internacional, Investigación Científica y Técnica y Concordia.
El acto de entrega de los Premios Princesa de Asturias se celebrará en Oviedo en el mes de octubre, en una ceremonia presidida por los Reyes.
El jurado de Premio Princesa de Asturias de las Artes ha estado presidido por Miguel Zugaza Miranda e integrado por Claude Bussac, Josep Maria Flotats, Sergio Gutiérrez, Maribel López, Joan Matabosch, Isabel Muñoz, María Pagés, Helena Pimenta, Martha Thorne, Rosa Torres-Pardo, Carlos Urroz, Sandra Rotondo y el periodista de EL MUNDO Antonio Lucas. (Fuente: El Mundo)