Por Itzel Chan
MÉRIDA, MX.- El grupo de ambientalistas de Greenpeace dice de manera pública: No a la urbanización de la Selva Maya, el pulmón verde mexicano y por lo tanto exigen a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) que no autorice el proyecto que propone Xcaret en el municipio de Santa Elena, con el cual atraería a 2 millones 555 mil visitantes de todo el mundo al año, es decir, más de la población actual de Yucatán, que es de 2 millones 321 mil habitantes.
“Este proyecto es incompatible con una política de largo aliento que busque asegurar la preservación y conservación en zonas de valor ambiental en el marco de la crisis climática. Exhortamos a la Semarnat a que niegue la autorización de cambio de suelo solicitada por Grupo Xcaret, ya que más allá de los riesgos e impactos enunciados en la respectiva Manifestación de Impacto Ambiental, su implementación conduciría a un escenario de creciente urbanización y especulación inmobiliaria que contribuirían a grandes afectaciones a la cultura y biodiversidad de la selva maya”, anuncia el grupo ambientalista.
El proyecto al cual hace referencia Greenpeace es uno que Xcaret pretende construir y abarca un desarrollo Inmobiliario Privado Mixto conformado por nueve hoteles y lotes de inversión en el municipio de Santa Elena, en donde el 96 por ciento de la población se considera maya y que se ubica en el sur de Yucatán, muy cerca de la zona arqueológica de Uxmal.
A través de la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) marcada con la clave 31YU2024UD049 entregada a la Semarnat, fue posible conocer que la operadora turística de la empresa Xcaret solicitó cambio de uso de suelo en terreno con vegetación forestal para la construcción y operación de este proyecto que estiman sea de alto impacto.
El grupo que se ha posicionado en el Caribe Mexicano principalmente para el turismo extranjero, reconoce que Santa Elena “es una excelente opción” para construir, ya que se encuentra próximo a la Zona Arqueológica de Uxmal, en la Ruta Puuc.
De hecho, ese municipio yucateco se encuentra a tan sólo 14 kilómetros de ese sitio prehispánico, por lo que todo indica que se convertiría en uno de los productos turísticos que explotaría para captar clientes, como lo hace con Chichén Itzá.
En la MIA, se precisa que para llegar a la zona, garantizan que las personas podrán hacerlo a través de transporte terrestre sobre la carretera federal 261, sea desde Mérida y su Aeropuerto Internacional ‘Manuel Crescencio Rejón’, así como desde Cancún, Quintana Roo, y su Aeropuerto Internacional en conjunto con el uso del proyecto federal denominado “Tren Maya”, empleando transporte terrestre desde las estaciones de Teya y Maxcanú, en Yucatán.
Habría más huéspedes que pobladores
Para la realización de los nueve hoteles, la empresa contempla una capacidad máxima de 16 mil 200 huéspedes, es decir, casi cuatro veces la cantidad de pobladores que viven en la localidad de Santa Elena, lo que podría impactar directamente a su medio ambiente y al acceso a servicios como el agua potable.
Además, contará con una zona recreativa con caminos, andadores, cuerpos de aguas artificiales, un edificio denominado “Catedral” que estará a 36 metros por debajo del nivel del terreno natural, contando con un atrio y cúpula, entre otras amenidades.
Cada hotel contará con 18 niveles y dispondrá de 300 habitaciones que serán a base triple, teniendo como máximo seis personas en cada una, por lo que su capacidad máxima será de mil 800 personas; es decir, se trataría de 16 mil 200 huéspedes en temporada alta, a pesar de que en Santa Elena habitan 4 mil 220 personas, de acuerdo con el censo poblacional del Inegi del 2020.
En el área habrá una cascada que tendrá 59 metros de caída libre aproximadamente y se sumará a otras que conformarán un cuerpo de agua artificial localizado a 36 metros por debajo del nivel del terreno natural, con dos metros de profundidad, de tal manera que la cavidad forme también un cañón en el que se podrá realizar rappel, y se colocarán puentes colgantes, toboganes, túneles de comunicación, tirolesa, actividades de nado y acuáticas.
El proyecto para el que se estima una inversión total de 400 millones de pesos estará en una zona de influencia del Área Natural Protegida denominada “Reserva Estatal Biocultural del Puuc”, y además de la construcción de hoteles, proponen destinar una superficie de 746 mil 770 metros cuadrados para la venta de lotes residenciales.
Pretenden construir en una población sin agua
Una vez que el proyecto entre en operación, se estima que la zona recreativa se opere de forma continua en un horario de 9:00 a 18:00 horas, es decir 9 horas por día y se espera que asistan al menos unas 7 mil personas diariamente en una primera fase, sumado a las 16 mil 200 que podrían ocupar los hoteles; y si un día existe una ocupación del 100 por ciento, de acuerdo con los cálculos de la empresa, se generarían entonces 37 mil kilogramos de residuos sólidos, pues estiman que se genere 1.6 kilogramos de basura por persona.
El proyecto minimiza la expansión urbana, pues argumenta que se trata de un complejo inmobiliario turístico debidamente diseñado, que pretende integrar los aspectos naturales y de conservación al proyecto recreativo y hotelero.
Para su operación, se estima generar un volumen de aguas residuales de 5 mil 850 metros cúbicos por día aproximadamente.
En relación al consumo de agua, se prevé que se utilicen por día 6 mil 500 metros cúbicos para las áreas de hoteles. Adicionalmente, para los cuerpos de agua artificial, se usaría un volumen inicial de 232 mil para su llenado y diariamente se cubrirán las pérdidas con un volumen de mil 100.
Esto aún cuando el censo del Inegi señala que de los 4 mil 220 habitantes de la comunidad maya de Santa Elena, sólo el 50 por ciento tiene acceso al agua potable.
Aunque la propuesta indica que el desarrollo se concentraría en el municipio de Santa Elena, también abarca territorio de Campeche y Quintana Roo. En cuanto a la vegetación, la empresa ha revelado que detectaron 138 especies de árboles y plantas, encontrando aproximadamente 5 mil 263 individuos por hectárea y algunos alcanzan hasta los 11 metros de altura. Por otra parte, hallaron en la zona 5 especies de reptiles, sin describir anfibios, aves y otro tipo de animales.
El municipio de Santa Elena, además de poseer el punto más alto de la península, engloba una de las joyas de la cultura maya: el sitio arqueológico de Uxmal, punto obligado de la Ruta Puuc.
Aunque en la MIA no se precisa el nombre de este complejo, todo indica que se trataría del proyecto llamado XERO, anunciado por Miguel Quintana Pali, director del grupo Xcaret en el Tianguis Turístico 2021. Se llamaría así porque su concepto es la “Xostenibilidad”, porque según tendrá “xero contaminación y xero devastación (sic)”.
No es el primer proyecto que Xcaret pretende levantar en Yucatán. Hay que recordar que sigue en puerta el parque Xibalbá en Valladolid, el cual fue clausurado en 2022 por la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) por el impacto negativo que generaba a los cenotes y ríos subterráneos.
La empresa pretende crear ahí un circuito de ocho cenotes a través de túneles y ríos artificiales, pero al modificar paredes y bóvedas naturales violaron la Ley General de Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente (LGEEPA).
Provocaría segregación del pueblo
Al respecto, la investigadora María Elena Torres Pérez, de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY), compartió que desafortunadamente no se trata del primer proyecto de este tipo que se pretende realizar en Yucatán, pues hay diversos ejemplos en los que se ha notado que uno de los principales efectos negativos es que a pesar de que anuncian a su vez fuentes de empleo, en realidad sirven como mecanismo de segregación.
“Es decir, cuando estos proyectos llegan, los habitantes tienen cabida como un escenario, pero son excluidos de espacios que tradicionalmente usaban. Por ejemplo, hay casos de modificaciones de haciendas en donde no les permiten entrar a la capilla o a la plaza principal, a menos que sean empleados y no todo el pueblo lo es”, indicó.
Con esto se observa una transformación en la dinámica cultural, ya que gente que no usaba ropa maya comienza a hacerlo para ser parte de un escenario folklórico, pero además los orillan a usar modelos estilizados que no son precisamente los que conciernen a su cultura, tradición y raíces.
“Todos estos desarrollos turísticos tienden a agarrar como un pretexto o fundamento el hecho de explotar cuestiones culturales de identidad, pero no conocen a profundidad el contexto y esto termina siendo un pueblo escaparate, donde va la gente extranjera o turismo nacional a ver cómo vive esa gente tan ‘graciosa o chistosa’ y tienden a globalizar, porque le toman fotos a la señora que está torteando, pero se voltean y comen en un McDonald’s”, apuntó.
En este sentido, María Elena Torres consideró que con este tipo de proyectos no hay una valoración precisa de la cultura maya y se ponen en riesgo las tradiciones.
Además, hay un impacto urbano considerable porque usan el poco suministro de electricidad y agua potable que existe en el poblado, pues todo se va hacia el desarrollo turístico, dejando en el desamparo a los habitantes, ya que se prioriza la necesidad de los turistas.
“También les toca ver que no les llegan todos los comercios, pero la población ve pasar los camiones con toda la fruta, carne, verdura para turistas y es un cambio drástico, que interrumpe la vida local del pueblo”, advirtió.
El ecosistema social se ve entonces trastocado, pues pasan de tener una vida tranquila y que se guía por los ciclos de siembra, a pasar a tener trabajos en su mayor tiempo explotados.
No obstante, la investigadora especificó que hay sitios en Yucatán que ya han sido absorbidos por la explotación turística como por ejemplo Progreso y Sisal, en donde se ha dado prioridad al turismo antes que a la ciudadanía que padece de carencia de recursos y servicios públicos básicos en tales comunidades.
En el caso del proyecto XERO, aún se encuentra en etapa de consulta, pero la investigadora especificó que aún las empresas no crean estrategias viables para que estos métodos lleguen a quienes deberían, pues muchas veces las hacen con formas inaccesibles. Como, por ejemplo, en Santa Elena ni siquiera hay acceso a internet en totalidad o que sólo el 13 por ciento de la población cuenta con una computadora.
“El principal problema es que los que administran el desarrollo, ya sea turístico o urbano, lo hacen como negocio, no para la habitabilidad y la conservación de la cultura, ni del patrimonio y todo es vendible, regulable y susceptible de cobrar derechos en cualquier sitio”, señaló.
Torres Pérez pide a las autoridades estatales que presten atención cuando se solicita la llegada de proyectos que en otros territorios han demostrado ser extractivistas y, para ello, sugiere que se formen comités de personas académicas que se encarguen de revisar los impactos en los recursos naturales, urbanos, sociales y culturales, pero además, deben socializar las consultas para que las personas del territorio puedan decidir de forma autónoma qué tipo de desarrollo quieren en su comunidad.
De Chichén a Uxmal
En la antigua carretera libre que conecta a Yucatán con Quintana Roo, la cual atraviesa varias comunidades mayas como Kaua y Cuncunul, se observa pasar todos los días autobuses lujosos de color negro adornados con una serpiente emplumada dorada y la leyenda “XICHEN”.
Dichos autobuses viajan repletos de turistas, la mayoría extranjeros, que compraron sus paquetes de vacaciones en los hoteles y parques de Xcaret en Quintana Roo, los cuales pueden contemplar visitas guiadas a la zona arqueológica de Chichén Itzá, la más importante de Yucatán.
Por ejemplo, en la página de internet de esa empresa, se ofrece el paquete XCARET-XICHÉN DELUXE, que incluye más de 50 atractivos en sus desarrollos y un recorrido a dicho sitio prehispánico para “descubrir el legado ancestral con guías expertos”.
Para ese paquete, el precio de adultos es de 5 mil 473 pesos, de los cuales, 2 mil 779 pesos es para el tour a Chichén Itzá, considerando transportación y alimentos.
Sin duda, grupo Xcaret se aprovecha de la riqueza cultural de Chichén Itzá para venderlo como un producto más a sus clientes. Se trata de un “imán turístico”, pues tan sólo en el 2023, esa zona arqueológica recibió a 2 millones 300 mil turistas nacionales y extranjeros.
Sin embargo, los precios de esa empresa para visitar Chichén son exorbitantes, si tomamos en cuenta que, de acuerdo con información del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), la entrada cuesta 95 pesos más 548 de impuesto estatal para extranjeros.
Con el nuevo proyecto de Xcaret en Santa Elena, en el sur de Yucatán, se corre el riesgo de que se genere una dinámica similar de explotación turística en Uxmal, sitio prehispánico que recibió el año pasado apenas a 34 mil 902 personas.
Uxmal es una majestuosa ciudad maya que alberga impresionantes templos como la Pirámide del Advino y vestigios como el Cuadrángulo de las Monjas, el cual está adornado con mascarones de Chaac, el dios maya de la lluvia.
En su época de apogeo, aproximadamente 35 mil personas vivieron en Uxmal, quienes dejaron un importante legado al mundo con su Juego de Pelota, la Gran Pirámide o la Casa de las Tortugas.
Si bien se levantó en tierras fértiles, en donde más llueve en Yucatán, su manto acuífero tiene 72 metros de profundidad, por lo que los antiguos pobladores mayas tuvieron que diseñar un complejo sistema hidráulico para embalsar el agua de la lluvia para no sufrir escasez.
Por eso Uxmal sobresale por sus lagos artificiales y más de 200 chuntules (depósitos prehispánicos) dentro de la ciudad para uso doméstico y de las unidades habitacionales.
Hoy día, los pobladores de Santa Elena, enfrentan escasez de agua, ya que únicamente la mitad cuenta con acceso al vital líquido en sus casas.
Con la megaobra del Tren Maya, el presidente Andrés Manuel López Obrador también pretende explotar a Uxmal, por eso el Ejército Mexicano construye a 8.8 kilómetros de esa zona arqueológica un hotel con capacidad de 160 habitaciones tipo Master Room.
Según el Gobierno federal, el hotel denominado Nuevo Uxmal se acoplará a una “cultura sustentable con un ambientalismo que considera primordial la convivencia armónica de la naturaleza con la humanidad y el resto de los seres vivos”.
El propio mandatario reconoció en su conferencia de La Mañanera del 11 de noviembre del 2022 en Mérida, que su hotel se construirá en un terreno de 2 mil 400 hectáreas y que, supuestamente, éste se convertirá en una reserva natural.
“Está un poco impactado, pero de todos modos se van a sembrar árboles, se va a volver una selva. Queremos lo más cercano, en la punta de ese terreno, ver si se puede hacer una vereda a Uxmal y poner ahí un hotel para que con un camino artesanal se pueda acceder a Uxmal”, sostuvo en esa ocasión.
Si tomamos en cuenta que cada una de las habitaciones de Nuevo Uxmal tendrían capacidad mínima de cuatro personas, en una temporada alta podría recibir a 640 personas. Y en caso de que las autoridades autoricen la construcción de los hoteles de Xcaret, en toda esa zona de la entidad atenderían a 16 mil 840 huéspedes, con los impactos ambientales, sociales y económicos que esto conlleva.
Ante toda la situación, el grupo Greenpeace pide fortalecer y ampliar los polígonos de protección en reservas y Áreas Naturales Protegidas existentes, como es el caso de la Reserva Estatal Biocultural El Puuc.
Además, de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco por sus siglas en inglés) la comunidad de Santa Elena se encuentra en una zona de amortiguamiento de Uxmal. (Noticaribe)