MÉRIDA, MX.- Con mi abuela y abuelo llegué a escuchar que con un té de bugambilia se alivian síntomas de asma y tos, con uno de cebollina ayuda a disminuir el dolor de oídos y tomar epazote es como un desparasitante natural.
Hay mucho de ese conocimiento que en lo personal he olvidado, pero es reconfortante saber que todavía se conserva y protege en zonas de Yucatán y es tan valorado el poder de las plantas que en el municipio de Chacsinkín crearon una ‘Casa de la Salud’. En ella existen espacios que destinan para elaborar microdosis a través de las hojas de determinada mata o árbol que juntan con un poco de ron (en su medida precisa).
Idelfonso Yah Alcocer, quien también forma parte de los Guardianes de las Semillas es un hombre que ha dedicado toda su vida al campo y con esa certeza que le dan los años afirma: en la milpa, en el solar, en el patio y en el monte están las medicinas.
A veces se puede usar una sola planta o en ocasiones combinadas crean otras propiedades que alivian malestares, como por ejemplo, Idelfonso nos comparte que el epazote en sintonía con la naranja agria cura los dolores de estómago y cólicos diversos.
El día que visitamos a Idelfonso venía del Ich kool (milpa) y nos condujo hacia el centro comunitario en donde hay una casa en obra recién hecha. Es un edificio sencillo, con unos pilares al frente que sostienen una pequeña pirámide a modo de palapa hecha de palma de guano.
Ahí, en ese edificio que nombran ‘Casa de la salud’ reciben a las personas de la comunidad y de fuera que desean recibir ayuda a través del poder de las plantas.
“Hacemos tinturas y microdosis de las plantas medicinales para que las personas las puedan tener en casa”, menciona mientras recorremos un pequeño pasillo en donde tienen plantas en macetas diversas. En esa área dice que concentran algunas para que las personas también observen sus hojas y aprendan a reconocerlas.
Para la construcción de la ‘Casa de la Salud’, Idelfonso se organizó con otras personas de la comunidad, pues consideraban urgente contar con un lugar en donde se concentrara el conocimiento sobre las plantas y también se revalorizara su importancia medicinal, además de ofrecer este servicio a la comunidad.
“Es que tener una planta es una bendición, pero también tiene que ver la fe que las personas tienen porque debe haber un respeto y una creencia para que las personas se curen”, dice.
En la ‘Casa de la Salud’ de Chacsinkín se ha formado hasta ahora un grupo de sanación porque con el monte han brindado atención a personas que tienen algún malestar físico o emocional. Y el mayor propósito que tienen es que no se pierda el valor ancestral de las plantas, y sobre todo que el monte sea protegido. (Noticaribe)